Fernando Islas
El mensaje compartido el domingo pasado por parte del gobernador Mauricio Kuri, deja un sabor agridulce, no sólo porque las acciones relacionadas con el titular de Protección Civil y Seguridad Ciudadana fueron tardías y consecuencia de la presión social y mediática que se estaba viviendo, sino porque ambos ex funcionarios nunca aceptaron su responsabilidad al 100%, basta recordar la simulación que vimos en las instalaciones del Congreso del Estado.
Por otro lado y desde mi punto de vista, el gobernador nos dice verdades a medias, si bien hoy en día hay presuntos responsables de los actos de barbarie vividos el 5 de marzo pasado en el Estadio Corregidora, también fue claro que debido a la presión ciudadana, se giraron órdenes precipitadas, órdenes cuyos daños colaterales impactaron severamente la vida familiar de Cuauhtémoc Galindo, mesero que se encuentra preso y que el día del conflicto en cuestión se estaba a más de 15 kilómetros trabajando en un evento social.
Justo la necesidad de esta administración de demostrarle a las y los queretanos que se estaban tomando cartas en el asunto, hizo que Cuauhtémoc pasara de víctima a culpable, sin fundamento real alguno se giró una orden aprehensión, misma que fue ejecutada con lujo de violencia y que ha hecho que la familia de este joven viva un calvario desde el 7 marzo pasado. Señor gobernador, usted sabe que más vale tarde que nunca, urge que su gobierno y la Fiscalía del Estado de Querétaro, reconozcan que la aprehensión de Cuauhtémoc Galindo fue injusta y fuera de toda proporción, le invito que desde el espacio de poder que hoy ostenta, haga lo necesario porque “Cuau” regrese con su familia y poco a poco pueda retornar a la normalidad de su vida cotidiana.
Recuerde, la justicia a la medida, no es justicia.