La muerte de un tigre blanco la semana pasada, especie en peligro de extinción, puso –otra vez– a Querétaro en el foco nacional.

Tal como pasó con el 5M, las dudas sobre el actuar de los cuerpos de seguridad fueron el blanco de las críticas de los expertos, y los no tan expertos, acerca de cómo debió actuarse para procurar la vida de un animal tan exótico.

Hechos tan insólitos como el del tremendo felino suelto por las calles y los cerros, tras escapar del hogar de un particular en Guanajuato, generan dudas sobre el actuar de las autoridades. ¿En qué momento una persona puede tener a una especie en peligro como mascota?

Pero también abre el debate, evocando al expresidente Peña Nieto: ¿Qué hubieran hecho ustedes?

Ambientalistas de Querétaro ya solicitaron explicaciones a las autoridades; al igual que desde la academia, cuestionan la falta de capacitación y de coordinación de los elementos policiales para resolver temas tan delicados.

Por lo pronto, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) presentó una denuncia desde la semana pasada, pero ¿qué responsabilidad se podría fincar contra los policías? ¿Darán con el dueño del tigre? Lo cierto es que los momentos de adrenalina son tan humanos que hay situaciones que podrían no tener mayor explicación. Al tiempo.

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