Daniel Lizárraga
La inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) ha traído consigo un debate insulso, absurdo y que, sobre todo, pone fuera de foco la atención de los asuntos relevantes.
Quienes están a ojos cerrados en contra del gobierno de López Obrador aprovecharon para criticar la obra porque, en redes sociales, apareció una señora vendiendo Tlayudas dentro del mismo AIFA. Sus argumentos -por llamarles de alguna manera- dejan tras de sí una estela de clasismo y soberbia. Desde luego, no es usual que, en los aeropuertos, en cualquier parte del mundo, permitan la entrada de vendedoras ambulantes. Pero eso no es lo importante ahora mismo.
En el extremo contrario están quienes aplauden, también a ojos cerrados, todo lo que haga el gobierno de la 4T. En la punta de lanza en esta ofensiva estuvo el mismo López Obrador: “¿qué querían? ¿hamburguesas?” ironizó el propio presidente burlándose de los comentarios de sus adversarios. La sorna del mandatario también está fuera de lugar. Eso es tanto como suponer que en aeropuerto internacional deberían ofrecerse únicamente menús locales. Eso no sucede en ninguna parte del planeta.
Las redes sociales ardieron con comentarios según las preferencias de quienes enviaran los mensajes. La inauguración del AIFA se convirtió en una arena de luchas de odio entre adoradores de la 4T y quienes repudian a ese movimiento. En esa disputa se dejan a un lado asuntos relevantes para la sociedad, sobre todo, cuando se echa a andar una obra de estas características.
¿Cuándo calculan las autoridades que el IAFA se convierta, en los hechos, en la solución para palear la saturación de aeropuerto internacional de la Ciudad de México? ¿En qué año y cuáles serán los pasos para seguir? Esto es lo que debería importar. Los ciudadanos necesitamos certezas sobre esos planes para medir la eficacia o la inoperancia de un gobierno.
En los medios de comunicación, sobre todo en la radio y la televisión, tampoco se ha visto esto con claridad. Los editores dan la noticia y los reporteros describen los hechos de los que todo mundo se enteró horas antes. Bravo.
La información oficial, por ejemplo, arroja que en una primera etapa aspiran a que el AIFA tenga capacidad para mover a unos 20 millones de pasajeros y así sucesivamente aumentaría su poderío.
Pero más que preponderar los beneficios a futuro lo importante es, sin duda, tener una respuesta concreta, clara y precisa sobre cómo y en qué momento el AIFA ayudará a reducir la saturación del aeropuerto Benito Juárez, en la ciudad de México. Lo que sucede con los retrasos, los vuelos sobrevendidos, los aviones desviados a otras partes del país y la espera de los pasajeros para que puedan bajar a tierra se han convertido en un infierno. Los debates sobre las tlayudas y las hamburguesas sólo demuestran el bajo nivel de discusión sobre la calidad de vida en México.