Cumplimos una semana de invasión rusa en Ucrania con cerca de un millón de desplazados y 4 mil muertos.
Kike Mireles
Nadie, pero absolutamente nadie, hubiera podido pronosticar que Ucrania resistiera de la manera que lo está haciendo, considerando que, ante las amenazas de Putin, nadie ha querido entrarle a los catorrazos en su territorio.
Ucrania está más fuerte de lo que se creía; Rusia, más sola también de lo que creíamos, considerando que los únicos países que han votado a su favor en la ONU fueron Corea del Norte, Siria, Bielorrusia y Eritrea; China ha decidido permanecer neutral, una decisión con la que no contaban en Moscú.
Las sanciones económicas están ahorcando y en serio a una Rusia que, por más tanques que envía, sigue viéndose disminuida. Los riesgos son muchísimos. Ante el fracaso de la toma de Kiev, Rusia ha intensificado ataques en Járkov, la segunda ciudad más importante, y en Zaporizhzhia, donde se encuentra la planta nuclear más grande de Europa.
No es un secreto que en el Kremlin hay desesperación, frustración y un ego herido, una mezcla peligrosa que podría llevar a un ‘all-in’ ruso, que incluye ojivas nucleares.
Tres peticiones: Reconocimiento de Crimea como territorio ruso, desmilitarización de Ucrania y que esta permanezca neutral; nada de OTAN, nada de UE. Zelenski ha sido claro. Veremos de qué cuero salen más correas.
¿Quién va ganando? Nadie, en la guerra nadie gana.