No cabe duda de que circulamos en un espectro político de circo, que traspasa la línea del respeto a los derechos fundamentales con tal frecuencia que parece irreal
Sergio Arellano
Así es. Me referiré a lo sucedido en días pasados con el gobernador de Nuevo León, Samuel García, y su esposa, Mariana Rodríguez, quienes mostraron en redes sociales a un menor que se encuentra actualmente bajo la tutela del DIF, promoviendo un “acogimiento familiar” de carácter temporal; cabe mencionar que dicha figura se enmarca como un trámite preadoptivo y cuando hay un vínculo entre el menor por adoptar y el futuro adoptante. Sin mencionar que se deben de agotar ciertos requisitos para demostrar la idoneidad de esta concesión.
Aquí, tres preguntas interesantes: 1) ¿Habrán hecho el trámite correspondiente?, 2) ¿convivieron con el menor antes de este permiso provisional? y 3) ¿pensaron en las repercusiones emocionales del menor? Es decir, si es que no lo adoptan, ¿dimensionaron el daño que le pueden ocasionar? Sabiendo que el haber probado un fin de semana en la casa del señor Gobernador, y después regresar a un centro de asistencia social, no es cosa fácil.
Los cuestionamientos que acabo de plantear, estimada o estimado lector, deberán de desahogarse ante la oficina del procurador federal de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, quienes actuaron diligentemente en solicitar un informe justificado al DIF nuevoleonés. En esa misma línea de ideas, suponiendo que todo se hizo conforme a la norma y bajo otra óptica, ¿qué sucede con el derecho a la intimidad y el de protección de datos personales del menor? Me refiero a que por ningún motivo tenían la facultad de divulgar su fotografía con rostro visible en internet. Esto no solo contraviene la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, sino el texto constitucional que ensombrece el principio del interés superior del menor.
No cabe duda de que circulamos en un espectro político de circo, que traspasa la línea del respeto a los derechos fundamentales con tal frecuencia que parece irreal. En mis conversaciones con los grupos vulnerables, hemos llegado a la conclusión de que no necesitan la sensibilización de los actores públicos; en su lugar, se requiere la ejecución de acciones que eliminen las brechas en el camino. Se los dejo al costo.