El caso de Medellín ha sido exitoso por los diversos mecanismos de participación ciudadana que se han implementado
Raúl Lorea
Tras mi participación en los foros de participación ciudadana que se llevaron a cabo para la elaboración de los planes de desarrollo municipales, el estatal y los foros emergentes para la regeneración urbana de la avenida 5 de Febrero, recordé el ejemplo de Medellín (Colombia), una ciudad que, desde que era estudiante, mis profesores reconocían como “un ejemplo para América Latina en materia de urbanismo”, cuya frase principal fue: “Lo más bello para los más pobres”.
Esa frase se volvió la idea principal de un largo proceso de renovación urbana al que se le ha dado continuidad por poco más de 20 años, donde la Administración pública, la ciudadanía y los políticos de Medellín han trabajado para rescatar áreas que habían sido descuidadas y que representaban un foco rojo de problemas sociales y que buscaba dotar de espacios públicos de calidad para los habitantes.
El caso de Medellín ha sido exitoso por los diversos mecanismos de participación ciudadana que se han implementado. Además de que se le ha dado continuidad al proyecto principal, se ha reforzado el sentido de pertenencia de los habitantes y se han modificado los índices delictivos de las áreas donde han intervenido.
En Querétaro, cada tres años cambian las prioridades de cada Administración y eso dificulta el seguimiento a los programas o planes exitosos.
Aunque hoy se trabaja con una Administración municipal reelecta, es momento de analizar cuáles mecanismos de participación social deberán continuar para que tangiblemente veamos una mejora en las zonas que se detecten como de atención prioritaria. El objetivo debe ser siempre mejorar el entorno social y la movilidad urbana, para lograr una ciudad más humana.