Mario Maraboto
La vida es comunicación. Todo lo que el ser humano hace o deja de hacer, dice o no expresa, cómo se mueve y gesticula, implica comunicar. Verbalmente, hay quienes son claros y precisos, los hay quienes emplean un tono de voz alto o bajo, algunos hablan aceleradamente, otros de manera ‘normal’ y otros más suelen hablar lentamente (como si pensaran antes de expresar su sentir) en tanto otros más hablan exageradamente rápido o desesperadamente despacio. Todo ello incide en la comunicación.
Corporalmente, también hay comunicación: hay quien mantiene la mirada en el interlocutor, así como hay quien nunca ve a aquel a quien se dirige; la vestimenta también comunica aspectos de la forma de ser (cuidadoso, descuidado) y el cuidado personal también revela mucho de la personalidad de quien comunica.
Revisando algunos artículos al respecto, me topé con el tema de los procesos de comunicación en personas con problemas de personalidad y, especialmente, en los casos de personas con características psicópatas.
Según el doctor Robert D. Hare (Calgary, Alberta, Canadá, 1934) investigador en el campo de la psicología criminal, los psicópatas son individuos encantadores, grandiosos, impulsivos, irresponsables, engañosos y promiscuos; carecen de empatía, no se sienten culpables, tienen una experiencia emocional limitada y superficial, generalmente se enfocan en satisfacer sus deseos inmediatos y rara vez se esfuerzan por lograr objetivos a largo plazo. (This Charming Psychopath | Psychology Today Canada).
¿Cómo es el proceso de comunicación de un psicópata, de acuerdo con los estudiosos? Diversas investigaciones realizadas con cerca de 3 mil personas indican que la comunicación de los psicópatas se caracteriza con gran frecuencia por un desapego emocional, el deseo de dominar y ejercer poder sobre quien los escucha. Más que para hacer relaciones, usan la comunicación para tomar ventaja sobre los demás, a quienes ven como herramientas necesarias para satisfacer sus propios deseos; intentan parecer fuertes e invulnerables y enfatizan cuán peligrosos o intrépidos son.
Las investigaciones también revelan que, en su comunicación, los psicópatas suelen crear mentiras que frecuentemente son convincentes, hablan mucho, frecuentemente cambian el tema de comunicación cuando se sienten vulnerables, sacan conclusiones con información limitada, hacen alusión a los factores sobre los que el oyente no sabe nada, se autocontradicen, se refieren mucho al tiempo pasado y omiten detalles esenciales; su entonación es monótona y aburrida, con un timbre de voz muy agudo, sin continuidad en el discurso a causa de muchas pausas embarazosas y recurren a preguntas retóricas para continuar o comentar sobre otro tema. Su lenguaje es perseverativo, incoherente y con un exceso de monólogos, aunque no siempre coinciden las tres en una misma persona.
En suma, dicen los expertos que el proceso de comunicación del psicópata difiere del común por su tendencia a dominar y que, dado que son capaces de convencer con sus dichos, es difícil descubrir su verdadera personalidad al no poder ver más allá de la complejidad de sus falsas expresiones y sus montajes.
Saber todo esto es interesante para determinar el grado de credibilidad que puede tener la comunicación de este tipo de personas, de las que no es fácil distinguir entre lo que es verdad y lo que es mentira. Si la percepción que generan es de que todo lo que comunican es mentira, surge la desconfianza y ello puede llevar a una crisis de comunicación de difícil gestión, a menos que se sustente en más mentiras.
Aunque un juicio a primera vista no implica un diagnóstico médico, seguramente todos conocemos al menos a una persona cuya comunicación hace pensar que se trata de un esquizofrénico. Hay que tener cuidado, en especial si esa persona se encuentra en una posición de poder sobre nosotros. Si la vida es comunicación, en estos casos la comunicación es vida.