Javier Esquivel
Uno de los objetivos de toda gestión profesional de la comunicación de gobierno es la de persuadir a través del uso de recursos racionales y emocionales.
La táctica persuasiva implica generar narrativas y relatos emocionales que permitan construir y difundir una historia sencilla pero comprensible para todas las personas con el fin de que la mayoría acepte las decisiones de quien detenta la autoridad.
A nivel nacional, esa historia se escribe día con día de un solo lado. La autoridad es quien escribe, produce y difunde capítulo tras capítulo sin que su contraparte sea capaz de reaccionar, a pesar de ser el antagonista principal.
Esta narrativa de polarización funciona para la autoridad por tres razones principales:
1) Posiciona y describe a su rival a su antojo.
Una de las debilidades de oposición mexicana es que su posicionamiento está supeditado a la estrategia de la autoridad quien hábilmente capitaliza su mayor debilidad: su reputación.
2) Genera y capitaliza las tres emociones clave en la comunicación política.
La narrativa dominante genera estratégicamente en cada oportunidad percepciones de castigo, de esperanza y propicia el enojo.
A través del discurso y del uso de todos los canales de comunicación, la autoridad tiene esa capacidad de mover esas emociones. Domina, provoca y marca la agenda temática del día. La oposición solo reacciona, se enoja, vocifera, pero dichas acciones no hacen diferencia.
3) El contraataque de la oposición es a través de la información.
Los datos duros, la estadística, las comparativas y el contraste con los grandes indicadores nacionales son las herramientas de defensa y ataque de algunos de los partidos políticos de la oposición.
Apostar por garantizar la rendición de cuentas y el derecho a la información no es siempre la mejor opción cuando su prestigio y reputación es erosionada a la menor provocación.
El público mayoritario gusta de las historias y del relato fácil, no de las cifras. Comunicar con datos implica metodología, táctica y consistencia.
Es aún más débil está estrategia cuando no cuentan con estructuras de comunicación política organizadas, unificadas y profesionalizadas para hacer frente a la narrativa oficial.
Un escrutinio rápido a dichas áreas de comunicación en las dirigencias nacionales, estatales y parlamentarias muestran debilidad incluso para sus propios objetivos institucionales y están muy lejos de sumar a la construcción de una narrativa de defensa.
Ante estos escenarios, es difícil y muy complicado que se opte por cambiar una narrativa de polarización que sí da resultados.
La narrativa de polarización permite que la popularidad de la autoridad se mantenga firme e inamovible, propicia que el partido gane la mayoría de las elecciones y puestos de elección popular y ayuda a marcar y dominar la agenda nacional. No hay razón de porqué se deba de cambiar.
Apuntes de consultor.
Construir narrativas y relatos desde un posicionamiento personal, pero que sume a sus partidos políticos sí es posible y los encontramos con dos mujeres líderes en Querétaro.
Marcia Solórzano Gallego. Diputada Federal por el Distro 02 de Querétaro, quién le ganó la curul a uno de los mejores cuadros del priismo queretano y evitó la reelección del diputado morenista.
Se percibe que, desde su posición legislativa, construye causas sociales y defiende banderas de sus electores sin la estridencia del uso de pancartas y sin ser cómplice complaciente de los relatos de su partido a nivel nacional. Apoya institucionalmente pero no descuida la construcción de su propia historia.
En nuestra próxima entrega, hablaremos del segundo caso que es digno de destacar. Recordemos que, en política, no hay victorias ni derrotas permanentes. La historia personal e institucional de los actores de la vida pública se construye día a día, pero con estrategia.