Mishelle Miranda

La Miscelánea Fiscal 2022 ha sido aprobada por las diputadas y los diputados federales y esto hace obligatorio a los recién dados de alta como ciudadanos, o sea los mayores de edad en México, los de 18, solicitar su Registro Federal de Contribuyentes (RFC).

¿Qué es eso? El RFC es una clave única compuesta por letras y números, la cual el Gobierno utiliza para identificar a las personas físicas (asalariadas) y personas morales (empresas) que llevan a cabo actividades económicas en el país.

La exprocuradora de la Defensa del Contribuyente prevé una multa que va desde los 3 mil 800 pesos a los 11 mil 600 pesos para aquellos que no den cumplimiento a esta disposición.

Alrededor de 50 millones de personas tendrán que registrarse ante el SAT, por el hecho de haber cumplido la mayoría de edad y estos serán registrados en automático, trabajen o no, tengan ingresos o no.

Además de la multa, lo anterior implica una carga grande administrativa para los nuevos ciudadanos, los recién mayores de edad, que ahora ya como contribuyentes (aquel que debe cumplir con las obligaciones tributarias impuestas), “o sea el que paga impuestos”, los cuales muchas veces a esa edad no tienen una capacidad económica estable.

Cabe recalcar que la obligación es únicamente para darse de alta y no para pagar impuestos, pero que indudablemente al estar inscritos en el RFC a esa edad, hará más fácil para la autoridad llevar a cabo una recaudación en caso de que comience a percibir ingresos.

Con lo anterior, de igual forma su acceso a cédula digital profesional se verá accesible para consideraciones de trámites académicos y del ámbito profesional; sin embargo, habrá que difundir las nuevas obligaciones y también dar paso a que las juventudes cuenten con ingresos pronto, estables y se desarrollen.

Así como se exigirá contribución, que existan mecanismos y espacios que faciliten a las juventudes el emprendimiento, el acceso a empleos dignos y su desarrollo tanto humano como profesional, integrar políticas públicas que los vean como agentes de cambio y promesas del presente, no únicamente como factores de recaudación de impuestos.

Urge ver con humanidad e impulso las verdaderas necesidades de la juventud mexicana.