Alejandro Gutiérrez
Mientras el presidente norteamericano Joe Biden trata de relanzar el liderazgo de su país en la conferencia cumbre sobre el cambio climático de Glasgow, Escocia, la vicepresidenta Kamala Harris se ha aparecido en la campaña electoral del estado de Virginia para apuntalar al candidato de su partido, en una elección clave y en medio de una caída en los niveles de aceptación del Gobierno por la falta de liderazgo, de resultados y de crisis mal manejadas.
Muy difícil se muestra que los países, tanto los más desarrollados como los de desarrollo medio, acepten solo palabras y promesas de Estados Unidos en lugar de acciones concretas, toda vez que este país es el principal emisor de CO₂ a la atmósfera. Ciertamente, por regiones, Europa es el principal emisor, seguido por Asia y después por Norteamérica (Canadá, EUA y México). El mundo no se toma a la ligera que Donald Trump incluso negara el calentamiento global y no hiciera nada por modificarlo.
El desencanto de los que votaron por Biden-Harris, sea por ser simpatizantes o bien por sacar a Trump del Gobierno, se muestra cada día más grande y la elección en Virginia ha sido un preámbulo de lo que serán las elecciones intermedias de noviembre del próximo año. El candidato republicano es un empresario exitoso que apenas decidió competir y ha sido señalado como de los más fieles seguidores de Trump; de haber estado abajo en las encuestas, cerró fuerte y terminó con las intenciones de voto empatadas.
Para el Gobierno demócrata, se presagia que, de perder Virginia, perderán la mayoría en el Congreso en 2022 y muy probablemente no habrá reelección. Por eso, le apostaron con todo a su candidato.
Visto, tanto dentro como en el extranjero, como un gobierno errático, la actual Administración norteamericana enfrenta el posible regreso del fenómeno Trump, si bien no necesariamente del personaje (que hoy tiene 75 años, ante los casi 79 de Biden). Un nuevo populismo de derecha se encuentra al acecho y sabe que tiene una considerable base de apoyo, incrementada por la falta de liderazgo y la conducta errática del actual presidente.
Los resultados en Virginia son fundamentales para un regreso republicano, el cual necesitará de mucha fuerza para evitar que de nuevo los rebase el populismo facilón, simplista y de mucha retórica, aunque de pocos resultados.