Javier Esquivel
Durante la campaña electoral, los partidos políticos elevaron las expectativas ciudadanas, prometieron pesos y contrapesos, ofertaron beneficios y apoyos directos mediante la creación y modificación de la ley; sin embargo, hasta el momento no hay evidencia de una estrategia de comunicación que convenza a sus electores de que ya tienen resultados o que van por buen camino.
La agenda de la LVX legislatura 2021 comenzó con la fuerza y la dinámica que obliga la coyuntura nacional y el marco de la ley, pero avanza con una débil capacidad de persuasión.
La discusión y aprobación en San Lázaro de la Miscelánea Fiscal –que tiene como objetivo, incrementar la base tributaria, facilitar el pago de impuestos y fortalecer el control del Gobierno federal sobre los contribuyentes– fue el banderazo y disparo de arranque y la primera prueba a las estrategias de comunicación de las bancadas legislativas.
La ley del ISR que pone límite a las deducciones de podrán efectuar los contribuyentes, la creación del Régimen Simplificado de Confianza para combatir la evasión y ampliar la base tributaria, la legislación de vehículos de procedencia extranjera, las modificaciones al ISR donde los mayores de 18 años deberán solicitar su RFC y las modificaciones a la Ley del IVA donde la tasa cero a productos de higiene femenina, fueron las áreas temáticas perfectas para desarrollar narrativas y relatos en la comunicación legislativa.
Sin embargo, ninguna de las tareas de difusión de los bloques por conectar con la gente tiene el efecto positivo esperado.
Por un lado, el sector oficialista se dedicó a defender su postura de mayoría parlamentaria aplastante mientras que la oposición utilizó su técnica de toma de tribuna, su táctica de pancarta y camiseta, esfuerzos que nada que impactara más allá de un par de notas y entrevistas en medios o sus propias redes sociales en la que evidenciaron que se desvelaron.
La comunicación legislativa en temas de gran calado como el presupuesto de ingresos y egresos 2022, las reformas constitucionales en materia de la industria eléctrica, la reforma electoral y el cambio de adscripción de la Guardia Nacional obligan a comunicar consensos, disminuir el disenso, capitalizar la coyuntura nacional a mediano y largo plazo, fijar rumbo y visión de un país a través de uno de sus pilares, el Poder Legislativo.
Comunicar reformas de alto impacto nacional implica también generar mayorías de públicos conscientes de lo que se legisla y está en juego, pero sobre todo quien los aprueba o rechaza.
No basta fijar en la agenda un posicionamiento único de victoria o de derrota. Hoy es necesario conectar con los beneficiados o afectados, comunicarles las razones de por qué votaste a favor o en contra, convéncerles de qué ganarán o perderán con esa legislación.
Hacerlo con la sensibilidad y honestidad por los canales adecuados es la diferencia entre solo informar o construir agendas públicas y mediáticas para ganar confianza, cercanía y aprobación legislativa que tanto le urge y necesita el Poder Legislativo.
Lo único que no se puede hacer es quedarse callado, lamentándote o festejando en silencio. La mercadotecnia y la comunicación legislativa te permiten capitalizarlo todo. Todo es capitalizable en política incluso la inacción de tus competidores.
Apuntes del consultor
Felipe Fernando Macías Olvera es uno de los diputados federales de Querétaro que tiene una tarea y responsabilidad mayor, no solo porque su partido obtuvo todos los distritos en la pasada elección intermedia, sino porque también en sus manos recae la conducción de una de las comisiones más importantes del Congreso.
Generar visibilidad, aceptación y aprobación del trabajo de los órganos legislativos es una tarea fundamental en la comunicación parlamentaria y más si se preside una tan importante como lo es la Comisión de Justicia.
ooOOoo