Alejandro Gutiérrez
Una nueva oleada de motines sacude Chile. Desde hace dos años, la mejor economía de América Latina, el país que mejores niveles de bienestar ha logrado en el continente y el más estable poilíticamente, se ha visto presa de acciones abiertamente terroristas.
Tres son los factores por destacar de estas acciones: una, la rebelión de la comunidad mapuche, una etnia que ocupa la parte central de Chile y una pequeña parte de Argentina. Destaca la actitud intransigente de los líderes mapuches, así como su tendencia a incendiar todo lo que pueden, particularmente iglesias. Desde luego, entidades internacionales de interés apoyan las demandas mapuches, soslayando la destrucción y el terror que han tratado de infundir no solo en Chile, sino también en Argentina, uniéndose a la escalada desestabilizadora.
Un segundo factor es la penetración de agentes radicales de izquierda en Chile, apoyados por los gobiernos del eje Cuba-Venezuela y sus aliados, destacando el papel de los socialistas españoles hoy en el poder, tanto del PSOE como de Podemos. Poco a poco se han ido descubriendo los manejos financieros de este eje que involucran a personajes como José Luis Rodríguez Zapatero y asociados venezolanos.
El tercer factor está representado por la increíble pasividad del presidente Sebastián Piñera, quien por su vacilación para enfrentar este movimiento que desestabiliza su país ha mostrado una total incapacidad en este su segundo mandato. Piñera enfrenta un segundo juicio político y su muy desprestigiada imagen ha empeorado con las revelaciones de los papeles de Pandora, hechos públicos recientemente.
La tibieza de Piñera provocó que la convocatoria para una nueva Constitución fuera ganada por la izquierda radical que de ninguna manera representa un sector mayoritario en Chile
Chile tendrá elecciones presidenciales el 21 de noviembre y, en el muy probable caso de que sean cerradas, habrá segunda vuelta el 19 de diciembre. Desde ahora se perfilan dos candidatos como favoritos: uno de izquierda, en una coalición que incluye al partico comunista, y otro de derecha, al que ya desde ahora tratan de descalificar como pupilo de Donald Trump y Jair Bolsonaro.
En Chile puede haber un gran retroceso; la recuperación solo requiere aplicar la ley.