Seth Pérez
El séptimo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU es lograr para 2030 una energía asequible, segura, sostenible y moderna, pero esta meta tiene una paradoja. Por un lado, se debe fomentar nuevas energías, reducir el consumo de combustibles altamente contaminantes y crear nuevas formas de producción con menos consumo energético. El problema es que las nuevas energías limpias implican más costos y un crecimiento en el modelo empresarial actual implicaría menos rentabilidad para las empresas. Solo se podría lograr con subsidios, créditos u otro tipo de apoyos para quienes quieran invertir.
La Unión Europea y muchos otros países han desarrollado estrategias para fomentar estas inversiones. En los reportes globales, los datos son inconsistentes, pero la ONU en su vínculo de datos indica que de 2015 a 2018 la energía solar en el mundo aumentó de 650 a mil 448 terawatt por hora. El Gobierno de los Estados Unidos en su página sobre energía solar informa que pasó de 0.34 GW en 2008 a 97.2 GW este año, lo que abastece en promedio a 18 millones de hogares. Asimismo, indica que la meta es llegar a 2020 con uno de cada siete hogares con celdas fotovoltaicas en sus techos.
Los ODS son más que metas deseables; son mínimos para mantener un planeta saludable. En los objetivos para lograr energía limpia, uso eficiente del agua y eliminar el hambre, todas las acciones están vinculadas. El cambio que requerimos está en todos para prevenir, evitar o minimizar las pérdidas de nuestro bienestar. ¿Usted qué opina?