Raúl Lorea
Tras la desastrosa jornada de lluvias que sucedió el pasado fin de semana en nuestra ciudad, y que provocó la lamentable muerte de cuatro personas, además de cuantiosos daños materiales, lo más sensato es ponernos a trabajar al respecto.
Más allá de buscar de quién es la culpa, quién hizo qué o cuándo, lo importante es que las autoridades que hoy tienen a su cargo la Administración pública estatal y las municipales planteen como prioridad en sus programas de obra anual (POA), la reconstrucción y reestructuración de los drenes donde hubo mayores afectaciones.
¿QUÉ HACEMOS LOS CIUDADANOS Y CIUDADANAS?
Nos toca dar seguimiento, ya sea con reportes en redes sociales, por escrito, en persona o por teléfono directamente con los municipios y con los cuerpos de Protección Civil y la pequeña parte, mínima, si usted así lo quiere ver, de no tirar basura ni tiliches donde no corresponde.
Tanto el Gobierno estatal como los municipios deben hacer los estudios de ingeniería e hidrología pertinentes para analizar la capacidad de desalojo actual y la que se necesita, proponiendo soluciones duraderas y acciones inmediatas para evitar riesgos a la ciudadanía.
En un mal hábito de administración pública, los drenes pluviales reciben poca atención de los gobiernos por tratarse de obras que no son vistosas desde la perspectiva del ‘marketing’ político. Es por ello que se vuelve crucial nuestra atención como ciudadanos, exigiendo a las autoridades reparar los daños y reforzar el sistema de drenes conforme a las soluciones propuestas por los estudios de ingeniería pertinentes.