Javier Esquivel
La competencia electoral, la polarización ideológica y el rápido descenso de la confianza de los ciudadanos hacia los asuntos públicos y la política obligan a los nuevos gobiernos a ejecutar mecanismos de comunicación propios de campaña permanente o buscar inéditas formas de comunicar el gobierno en los que puedan hacer evidentes resultados inmediatos, tangibles y perceptibles por la ciudadanía y por todos los actores sociales.
Los primeros días de gestión son importantes para tales efectos. Hoy en día, los primeros meses de gobierno son un indicador que cada vez cobra más fuerza y simbolismo. El primer centenar de sus días de gobierno son interpretados como un barómetro para medir su capacidad de gestión la fortaleza y la efectividad de gobierno tanto para gestionar las expectativas de sus votantes como para acallar las predicciones de su competencia.
Si bien no existe un fundamento legal para hacer público el resultado de las gestiones de gobierno acabado el primer trimestre, muchos asesores recomendamos hacer una medición demoscópica de la opinión pública para conocer el grado de cumplimiento y efectividad de la estrategia inicial de comunicación y capitalizar a favor del gobernante y su Administración.
Por su parte, los medios de comunicación e incluso la competencia electoral utilizan la misma lógica para generar conversaciones que les permita contrastar, desgastar o minar la percepción pública de la persona que gobierna, de su equipo y las políticas públicas implementadas.
Desde el discurso del presidente norteamericano Roosevelt en el que prometió medidas contundentes en tan solo los primeros 100 días de su mandato para subsanar la crisis económica de los años 30, hasta nuestros días se evalúa el cumplimiento de la palabra ofrecida en campaña.
Ya no existe la tradicional tregua o los primeros meses que ofrecía la oposición política a los gobernantes o la mal llamada luna de miel con los medios más agudos o críticos por iniciar mandato. Hoy el apuro por ser efectivos en un periodo corto es una demanda y exigencia ciudadana.
Hoy se exigen resultados evidentes o concretos en los primeros días de mandato. Se examina qué tan efectivo es el Gobierno para resolver crisis, cumplir necesidades más urgentes, conocer el talante, carácter, fortalezas y debilidades de quien gobierna y la eficacia de su gabinete. Se analiza también el tono de la comunicación entre pares y partidos aliados, la relación con el Gobierno federal, pero sobre todo se prospecta el rumbo y destino de la entidad gobernada y la capacidad del o de la gobernante.
En México, la mayoría de las nuevas gobernadoras y gobernadores, alcaldes, alcaldesas y autoridades legislativas han comenzado sus primeros días. Se dio el banderazo de arranque para empezar a ejecutar las primeras acciones que ya son evaluadas. Un error o una acción fuera de planeación puede ser el estigma permanente de toda la gestión.
Pensar gobernar o legislar sin un indicador a 100 días no solo imposibilita hacer una comunicación que permita fortalecer la confianza o generar cercanía, sino que abre la puerta a las ocurrencias, improvisaciones y al nuevo desencanto ciudadano.
Apuntes del consultor
Los gobiernos o bancadas legislativas que han capitalizado sus primeros 100 días de gobierno tienen mayores posibilidades de fijar la agenda mediática, colocar temas de discusión en la opinión pública, generar argumentos y relatos de blindaje y contraataque, además de otorgar mayores elementos e insumos narrativos para promotores y activistas en tierra y redes sociales.
Los que inician gobernando bajo la coyuntura, la ocurrencia y la improvisación trazarán la hoja de ruta para ser un Gobierno mal evaluado y convertir la popularidad en repudio ciudadano. El reloj de los primeros 100 días de comunicación y gestión de Gobierno han comenzado.
Esta columna política cumple dos años de publicación en las páginas impresas y digitales de AM Querétaro. Muchas gracias a nuestros directivos y editores por la confianza, pero sobre todo agradecidos con ustedes, amables lectores, que son el motivo principal de esta narrativa de acontecimientos de nuestro querido estado de Querétaro y de todo el país.
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