Claudio Sarmiento y Karem Montes de Oca.
El pasado 17 de agosto se celebró el #DíaDelPeatón, designado por la ONU. El día tiene como precedente una historia desastrosa: los primeros tres peatones que fueron arrollados por un vehículo motorizado y que murieron en 1867 en Inglaterra. Conmemorar esta fecha deja en manifiesto que caminar por la calle no debería de ser motivo de accidentes o muertes. Se centra en la importancia de respetar al peatón, quien en todo momento es el más vulnerable en el uso de la vía.
En Querétaro, en este día se hizo tanto un ejercicio ciudadano de urbanismo táctico en colaboración con la Secretaría de Movilidad como un evento de gobierno celebrando la publicación de un Manual para el Espacio Público. Sin embargo, ambos logros se celebraron desde una posición de privilegio; el municipio de Querétaro y su Secretaría de Movilidad hablaron de la intervención como una oportunidad de disciplinar al peatón. Por otro lado, el manual fue un simulacro para celebrar un modelo de ciudad totalmente distinto al que se ha construido en los últimos sexenios en el Estado.
No podemos conmemorar al peatón si los tomadores de decisión lo siguen viendo desde su perspectiva privilegiada y desde el automóvil. No hay ninguna lógica que pueda ser impuesta a la ciudad; la gente la hace, y es a ella, no a los autos, a la que hay que adaptar nuestros planes. Las ciudades necesitan de la participación ciudadana para transformar su entorno. Debemos de apuntar a aprovechar mejor el espacio urbano en beneficio de los peatones.
MT