Mientras que el índice global de impunidad, México Evalúa y otras organizaciones dan cuenta de que en nuestro país más del 99 por ciento de los delitos quedan impunes
Carlos Olguín
Con una participación de apenas el 7 por ciento, equivalente a algo así como 6.5 millones, y una pregunta que ni siquiera vale la pena reproducir, porque si fuese de un examen cualquier respuesta estaría bien y cualquier interpretación también estaría bien de tan mal redactada que estaba, eso sí… 529 millones de pesos menos que tienen las arcas nacionales para un ejercicio democrático para el olvido, mientras que en Chile se utilizó para saber si la gente chilena quería una nueva Constitución que dejara atrás la era de Pinochet, en Inglaterra para saber si querían seguir en la Unión Europea o no, en EUA se ha utilizado para saber si l@s ciudadanos están o no a favor de legalizar las drogas, en Italia se utilizó para saber si querían ser una república o una monarquía el año pasado. Aquí se utilizó para saber si se estaba a favor o en contra de la impunidad.
Mientras que el índice global de impunidad, México Evalúa y otras organizaciones dan cuenta de que en nuestro país más del 99 por ciento de los delitos quedan impunes. Si leyó bien, uno de cada 100 se castiga; aquí le faltamos al respeto a todas las víctimas y sus seres queridos preguntándoles si quieren justicia en lugar de ofrecérselas.
En este Gobierno, todo lo que importa son las palabras no las acciones, que habrá justicia aunque no llegue, que la delincuencia y la violencia van a pasar aunque en la realidad están los peores números de la historia, que ya van a llegar los medicamentos aunque los anaqueles están vacíos, que nos estamos recuperando en los peores resultados económicos del mundo frente a la pandemia, que no es tan grave el rebrote de la pandemia cuando China acaba de cerrar de nuevo y EUA se lo está planteando, que ya no hay corrupción y cada semana hay un nuevo escándalo. Solo palabras, nunca acciones; eso es la mañanera. Esas son las formas de Gobierno.
Lo cierto es que, en el juego de la política, al presidente cada ataque que ha enfilado contra sus adversarios le ha traído el mismo o mayor desgaste, pues “brotan” también evidencias que dejan muy mal parado al primer círculo familiar con actos de corrupción donde se utilizan todo tipo de justificaciones que la verdad son muy poco serias.
Él no quiere enjuiciar a los expresidentes. Tiene un pacto de impunidad; tan es así que los más cercanos colaboradores de aquellos hoy forman parte del primer círculo del actual, como Manuel Bartlett, quien fuera responsable de fraudes electorales, esos que tanto aborrece, y quien es investigado en EUA por la muerte del agente de la DEA Kiki Camarena; como Durazo, hoy gobernador electo de Sonora y quien fue secretario particular de Vicente Fox. Entre muchos y muchas otras personas que antes eran “la mafia del poder” hicieron de todo para limpiar su alma (estar junto a AMLO) y hoy todos sus pecados están perdonados. Justicia a la 4T.