La historia de la “Pere”, inicia en el año de 1886, cuando Monseñor Rafael Sabás Camacho, extendió la invitación a los feligreses de la Diócesis de Querétaro
Soy puro San Juan del Río
Francisco Pájaro Anaya
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Recordando al Dr. Andrés Garrido del Toral,
Cronista del estado de Querétaro.
En estos días del mes de julio recordamos la Peregrinación Anual de la Diócesis de Querétaro a la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe de la Ciudad de México, una de las tradiciones más arraigadas en el pueblo queretano y con una existencia de más de ciento treinta años y que este año el titular del Poder Ejecutivo del Estado de Querétaro la nombro como Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado, con el respectivo decreto publicado el periódico oficial del Gobierno del Estado “La Sombra de Arteaga” de fecha 5 de marzo de 2021.
Hablar de la “Pere”, como la conocemos, hablamos de más de quince días de caminar desde lo más lejano de nuestro Estado para tener como único objetivo el llegar a la Basílica de Guadalupe y postrarse delante de la bendita imagen de Nuestra Madre Santísima de Guadalupe, en donde los queretanos nos sentimos como aquellos pequeños hijos que acudimos a la madre en nuestros momentos de necesidad, de angustia, de desesperación, pero también de agradecimiento y de manifestación de nuestro amor permanente.
La historia de la “Pere”, inicia en el año de 1886, cuando Monseñor Rafael Sabás Camacho, extendió la invitación a los feligreses de la Diócesis de Querétaro, a fin de que visitaran la entonces Colegiata de Guadalupe, iniciando con esto una de las tradiciones más importantes en la Diócesis y en el país, que son las visitas en peregrinación a la Virgen Morena. En años posteriores a la inicial columna de hombres, se agregó la columna de mujeres y posteriormente el contingente de peregrinos ciclistas, para que en un solo día nos reunamos más de cien mil queretanos en la Basílica de Guadalupe, entre peregrinos y visitantes que muchas veces llegamos en varios transportes pero con el único objetivo de visitar a la Virgen de Guadalupe.
Es de mencionar que el recorrido de los peregrinos guadalupanos abarca una distancia de 550 kilómetros desde la comunidad de Neblinas, en el Municipio de Landa de Matamoros y 220 kilómetros desde la Ciudad de Santiago de Querétaro, que son los puntos principales de donde parten las columnas que llegaran a la Ciudad de México.
Sin importar condiciones sociales, niveles económicos, cuestiones culturales o alguna otra situación, en la “Pere” nos encontramos a todos unidos y unidas con un solo fin; pareciera ser que este es de nuevo el milagro del Tepeyac, ya que existe una verdadera convivencia armónica, que desafortunadamente este año se ha vuelto a suspender por la emergencia sanitaria, pero que esperamos el año que entra se vuelva a realizar y podamos los queretanos postrarnos ante las benditas plantas de la Virgen de Guadalupe.
Quisiera dedicar unas líneas a un “peregrino”, como él mismo se definía, al Dr. En Derecho Andrés Garrido del Toral, Cronista del Estado de Querétaro y Cronista del Municipio de Querétaro, quien el pasado miércoles fue llamado a la Casa del Padre para ser parte de la historia de esta noble tierra y que él conoció y difundió de manera muy digna. Para él mi recuerdo y mi reconocimiento. Sin duda se le va a extrañar, pero sin duda lo tendremos presente en sus investigaciones y en su legado que ya es parte de los queretanos. Descanse en paz.