Durante sus casi 58 años de vida, la Plaza de Toros Santa María fue un importante y tradicional recinto para la ‘fiesta brava’
Raúl Lorea
La Plaza de Toros Santa María fue construida en 1963 por don Nicolás González Jáuregui, bajo la dirección del arquitecto Eugenio Urquiza Fernández de Jáuregui, durante el sexenio del gobernador Manuel González de Cosío.
La edificación tuvo lugar tras una protesta pacífica a causa de la demolición de la vieja Plaza Colón, según el cronista Andrés Garrido del Toral. Durante sus casi 58 años de vida, la Plaza de Toros Santa María fue un importante y tradicional recinto para la ‘fiesta brava’, recibiendo a los mejores toreros del mundo, acumulando innumerables anécdotas y momentos entrañables para la tauromaquia.
Muchos queretanos visitaron el coso, pues la variedad de eventos y espectáculos invitaban a público de todo tipo: corridas de toros, conciertos, lucha libre, mítines políticos, ‘motocross’, rodeos, charreadas, entre otros.
La plaza se convirtió en un hito urbano, que, más allá de su forma circular, su debatible belleza, su ubicación y su tamaño; se volvió referente indicando, incluso, la llegada a nuestra ciudad desde la carretera a Celaya cuota (como Conín en la México-Querétaro).
Finalmente, amable lector(a), independientemente de lo que opinemos, se trata de una compraventa entre particulares, por lo que el destino del inmueble será decisión del comprador. Con su demolición se va parte de nuestras historias personales y de Querétaro (ahí fui a mi primer concierto), cediendo espacio a un nuevo proyecto que, por más ambicioso que sea, difícilmente será un hito urbano de la talla de ‘la Santa María’.
Como dijo la arquitecta y restauradora Concepción ‘Conchita’ de la Vega: “Sin duda, hay mucho de nosotros en algo tan ajeno…”