La realidad es que la preocupación más grande no la ocupa la Casa de la Corregidora ni los ayuntamientos y menos la Legislatura local. Son los espacios federales los que Morena defenderemos a capa y espada
Fernando Islas
Llegó la hora. En una semana, estaremos observando si los resultados de la contienda por la gubernatura, los 18 municipios, las cinco diputaciones federales y las 15 diputaciones locales, se asemejan a lo que las encuestas nos indican desde hace prácticamente un año.
Si las famosas encuestas son certeras, veríamos un rápido declive de Morena en Querétaro ocasionado por la serie de imposiciones al interior del partido del compañero presidente Andrés Manuel López Obrador. Prácticamente, un 80 por ciento de las candidaturas son encabezadas por personajes externos al partido movimiento. Muchas de ellas les fueron entregadas a personajes que, ante los ojos morenistas, no tienen los méritos suficientes para representar los ideales de la Cuarta Transformación nacional.
Por su parte, la candidatura a la gubernatura jamás fungió como un “espacio ancla” del cual otros candidatos y candidatas pudieran echar mano y subir sus simpatías entre su electorado; todo lo contrario. Los espacios que se tiñan de guinda serán gracias al trabajo desempeñado por Andrés Manuel, al capital político individual de quien encabeza y por la confianza de la gente en un proyecto que contados personajes han sabido representar y defender en nuestra entidad.
La realidad es que la preocupación más grande no la ocupa la Casa de la Corregidora ni los ayuntamientos y menos la Legislatura local. Son los espacios federales los que Morena defenderemos a capa y espada para brindar la garantía al presidente y al pueblo de México de que todos los proyectos transformadores tendrán continuidad durante la segunda parte del sexenio obradorista.