El Gobierno le ha arrebatado a la población más vulnerable las estancias infantiles
Lupita Murguía
El 6 de junio, los ciudadanos acudiremos a las urnas para decidir el destino de nuestro país. Están en juego dos proyectos de nación: uno que pretende concentrar más poder en una sola persona para consolidar un régimen autoritario, centralista y antidemocrático, y otro que apuesta por un cambio a favor de la democracia, la defensa de las instituciones y la legalidad.
El Gobierno le ha arrebatado a la población más vulnerable las estancias infantiles, los refugios para mujeres violentadas, los medicamentos para niños con cáncer y el Seguro Popular, así como los apoyos a los emprendedores, al campo y los fideicomisos para sectores muy importantes de la ciencia y la cultura, por mencionar algunos.
Por su incapacidad de enfrentar la pandemia México está entre los países con mayor cantidad de contagios y muertos en el mundo y es el primero en decesos de personal médico por la COVID-19. Se han perdido millones de empleos y tiene al país en crisis por la falta de inversión y crecimiento económico.
Sin embargo, la buena noticia es que la democracia nos permite corregir los errores de la pasada elección. Hoy tenemos la oportunidad de evitar la destrucción del país y sus instituciones, de corregir el rumbo, de generar los contrapesos que permitan al Congreso federal frenar las ocurrencias y los caprichos presidenciales.
Por ello, la configuración de una alianza legislativa que vaya más allá de lo electoral en la coalición Va por México (PAN, PRI y PRD) permite hacer causa común en la defensa de los derechos y libertades frente a la intolerancia de Morena y sus aliados en la próxima legislatura.
AMLO no se asume como presidente, sino como caudillo de una facción y con ese talante no ha dejado de interferir en la elección a favor de su partido, por lo que ha sido reconvenido por el INE y el Tribunal Electoral ha dejado en claro que durante este proceso ha violado la Constitución al hacer propaganda.
El presidente ha roto todas las reglas y aquella intromisión de Fox que motivó el “cállate chachalaca” de AMLO resulta muy menor ante lo que él ha hecho, pero el problema es que para investigar y perseguir los delitos en los que ha incurrido se requiere que la FGR a través de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales asuma sus funciones, lo que se antoja muy difícil dada la subordinación que este ente “autónomo” ha mostrado ante el Ejecutivo federal.
Esto tiene que cambiar. Es tiempo de definiciones.