Vale la pena recordar lo que decía el sociólogo francés Pierre Bourdieu (1930 – 2002): “la opinión pública no existe”
Mario Maraboto
Las opiniones vertidas por diferentes actores durante el tiempo de las campañas y lo que se expresará en los días posteriores a la elección sobre partidos y candidatos, me hicieron evocar la teoría de la espiral del silencio, de la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann (1916-2010) sobre cómo la percepción de la opinión pública puede influir en el comportamiento de un individuo.Pocos temas crean unanimidad de opinión en una sociedad. Especialmente en política, la opinión pública siempre estará dividida y ello lo veremos a partir del 7 de junio, cuando empiecen a conocerse los resultados de las elecciones, sobre todo en el ambiente de polarización generado por el actual Gobierno federal.
Para ella, las corrientes de opinión dominantes generan una atracción e incrementan su fuerza gracias al sentimiento de protección que brinda el estar con una mayoría. La espiral del silencio “es un proceso en espiral que incita a otros individuos a percibir los cambios de opinión y a seguirlos hasta que una opinión se establece como la actitud prevaleciente”, explica la autora.
Sin perder de vista que quien tiene la habilidad de acceder y/o proponer la agenda, especialmente a través de los grandes medios de comunicación, cuenta con una ventaja estratégica para influir en las opiniones de otros, no hay que olvidar que el desarrollo de internet ha fragmentado las fuentes de información para generar una variación en los criterios de selección de noticias, y que gracias a ello el ciudadano común hoy tiene a su alcance medios para expresar sus ideas y aceptar o rechazar las de otros. La repetición de la información a través de las redes sociales genera una espiral en la que las voces individuales contrarias a una tendencia masiva, si bien no guardan silencio, son discretas ante las críticas que su opinión origina.
En ese sentido, no deja de sorprender que, en un determinado momento, solo un reducido número de personas logra uniformar una opinión sobre un tema particular aun cuando estudios psicológicos y sociológicos han determinado que el público tiende a ser pasivo y son pocos los temas que pueden crear una opinión universal por parte de toda una ciudadanía.
Ante ello, se podría debatir qué es realmente la opinión pública. Si es la suma de varias opiniones sobre un tema, ¿de qué tamaño tendría que ser el universo para que sea considerada ‘pública’? A raíz del inicio de las recientes campañas políticas se empezaron a generar sondeos de opinión y encuestas. Los resultados de esas encuestas ¿formaron opinión? ¿Influyeron en las tendencias? ¿Fueron correctamente interpretados?
Vale la pena recordar lo que decía el sociólogo francés Pierre Bourdieu (1930 – 2002): “la opinión pública no existe”, al considerar que la estadística no es garantía de imparcialidad, pues “al ser un análisis social no hay neutralidad valorativa en la formulación de los protocolos y cuestionarios”.
La duda prevalece. ¿Quién o cómo se forma la opinión pública? Si existe, ¿habrá influido en los resultados de estas elecciones?