El código abierto en el diseño tiene el poder de escalar los productos de una manera consciente y responsable apoyados de tecnologías de fabricación digital cada vez más cercanas al público en general
Luis M. Gutiérrez Contreras, Asesor Académico de la Licenciatura en Diseño, Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro.
Twitter: @disainerd
Si usted ha tenido la mala experiencia de perder la tapita de las baterías de su control remoto seguramente ha sido víctima de la obsolescencia indirecta.
Vivimos en un mundo en el que los productos son diseñados sin la posibilidad de poder repararlos, escalarlos o personalizarlos. Las compañías fabrican millones de objetos que al momento de ser obsoletos terminan siendo basura que durará cientos de años en este planeta.
Si tuviéramos la posibilidad de romper los códigos de diseño y poder jugar con ellos para reconfigurar los objetos que consumimos con la intención de mejorarlos y adaptarlos a nuestras necesidades, no tendremos que estar buscando un nuevo modelo, sino que podremos disfrutar de lo que ya poseemos y mejorar su estética, uso y función.
Los códigos se pueden compartir libremente, y podemos hacer mejoras para que de manera democrática más personas se vean beneficiadas. El código abierto en el diseño tiene el poder de escalar los productos de una manera consciente y responsable apoyados de tecnologías de fabricación digital cada vez más cercanas al público en general.
Si tan solo la empresa que fabricó el control remoto tuviera en su plataforma el archivo descargable de la tapita del modelo que yo tengo, y pudiera imprimirla en 3D para no tener que adquirir otro producto similar no solo me beneficiaría yo por haberlo reparado, sino que contribuí a no generar más desecho tecnológico y seguir afectando a nuestro entorno.