Salgo a la calle para tranquilizar esta agonía, veo los carros pasar y doblegar sus amortiguadores ante la falla de un bache
Lisandro Meza
Solo me dejo llevar y con mis palabras describir y descifrarlo que pasa por mi pensar.
Escucho el palpitar acelerado de mi corazón, fuerte, intenso; percibo entre mis dedos y manos, un bombeo constante que profundiza aún más la sensación anterior; me quedo absorto, mientras sobre mis oídos comienza un zumbido incesante y molesto; no entiendo qué sucede, no puedo descifrar mi sentir; silencio es lo único que queda y me quedo absorto.
Salgo a la calle para tranquilizar esta agonía, veo los carros pasar y doblegar sus amortiguadores ante la falla de un bache; miro a los trabajadores de una construcción de estilo contemporáneo agitar sus manos y mover sus labios de un extremo a otro, ejemplificando una danza vernácula sin sentido; miro al cielo y sobre mis cabello ralos, las aves surcan las corrientes de aire; cariñosos cachorros se acercan a mí, agitando fuertemente sus colas y con su lengua juguetona, lamen mis manos; a lo lejos, se aprecia un conjunto numeroso de nubarrones que entre sus celajes se desprenden fuertes destellos de luz; la afonía es la madre y dueña de todo lo que me rodea.
Esta es mi imaginación tratando de enhebrar en lo más profundo de mi ser, la vida de Riz Ahmen, o mejor dicho Rubén, en la obra debut del escritor y director DariusMarder, denominada ‘The Sound of Metal’, una inmejorable manera de representar de forma fiel y honesta el conflicto de un músico al perder su propósito de vida y más preciado sentido: el oído.
Sin duda alguna, este film es una curiosa pero gran explicación causal del cómo a través del conflicto existencial y de la vívida personalidad del protagonista se pueden intentar entender los procesos artísticos y de negación natural de un músico o artista; a su vez la mezcla de audio y ‘soundtrack’ dejan al espectador gratamente complacido por la viveza y colorido de los sonidos, melodías y composiciones.