Manchester City y Chelsea representarán no sólo una final más, es el golpe a favor que necesitaba la FIFA y la UEFA para dar el manotazo en la mesa y decirle a toda Europa que quien manda en el futbol mundial
Rotaciones
Iván Torres
La final de la Liga de Campeones será nuevamente para los ingleses. Manchester City y Chelsea representarán no sólo una final más, es el golpe a favor que necesitaba la FIFA y la UEFA para dar el manotazo en la mesa y decirle a toda Europa que quien manda en el futbol mundial. Ante el evento subversivo encabezado por la dirigencia del Real Madrid y otros 14 clubes del viejo continente cuando anunciaron a la hoy extinta Súper Liga, la contraparte opositora tuvo al Primer Ministro de Gran Bretaña, Boris Johnson como el vocero para frenar a los golpistas.
Lo dijo muy claro en ese entonces como el pretexto para defender a la afición inglesa o británica y amenazó con endurecer las leyes para que sus clubes no participara en la Súperliga. Ahora, sigilosamente y como coincidencia, dos clubes ingleses jugarán el próximo 29 de mayo en Estambul, Turquía, la final por el máximo título de la monarquía europea en lo correspondiente al futbol.
Ahora parece que haber apoyado el proyecto de la Súperliga tendrá repercusiones: “La UEFA, con su presidente Aleksander Ceferina la cabeza, lleva varias semanas amenazando con posibles sanciones a todos aquellos clubes que insistan en crear una Superliga Europea. Según ha informado ESPN, el máximo organismo del fútbol europeo ya tiene tomada una decisión, y a todos aquellos equipos que sigan vinculadas al proyecto serán suspendidos por dos años de cualquier competición internacional organizada por ellos, es decir, dos temporadas sin jugar Champions League o Europa League”. La sanción podría ser letal fuera del máximo torneo europeo.
Si estaban sufriendo por la parte económica, esto podría ser una argucia que pondría al futbol mundial en serios predicamentos. Dejemos que las decisiones corran pero sin perder el equilibrio y las afectaciones futuras. Todos pierden y quizá eso ha evitado que la UEFA aplique el reglamento a rajatabla. Hay muchas presiones y en algún momento alguien tendrá que ceder. La lucha por el liderazgo europeo también está en juego. Al tiempo.