En Huimilpan hay comunidades donde resulta sumamente interesante observar los diferentes estilos de diseño migrante, construidas con un gran esfuerzo, sin planos, sin un profesional, basándose en fotos
Raúl D. Lorea
@ArqLorea
De acuerdo con Patricia Sulbarán, corresponsal de la BBC, en 2019 había poco más de 36 millones de personas con nacionalidad o ascendencia mexicana en EE.UU. como resultado del fenómeno migratorio entre ambos países.
Muchas de esas personas nunca pierden el amor por sus lugares de origen y familias, algunas buscan regresar con mejores posibilidades económicas y otras no dejan de enviar remesas.
Derivado de ello existe una variante en la autoconstrucción que en ciertas localidades mexicanas destaca por tener casas grandes en obra negra, en un lento proceso constructivo que pareciera abandonado, en zonas donde no hay servicios públicos y con un diseño contrastante con el entorno porque imita a las mansiones estadounidenses: cubiertas a dos aguas, garaje, columnas, pórticos, ventanas muy amplias, espacios con doble altura al interior, escaleras vistosas, etc.
Esas viviendas son las que construyen los migrantes. En Huimilpan hay comunidades donde resulta sumamente interesante observar los diferentes estilos de diseño migrante, construidas con un gran esfuerzo, sin planos, sin un profesional, basándose en fotos que ellos mismos han tomado pero con los procesos constructivos locales transformando la tipología de vivienda tradicional de su comunidad y volviéndola un atractivo parte de la cultura local, también puede haber arquitectura sin arquitectos.
Evidentemente, las causas migratorias de México no son las deseables, por ello expreso mi respeto a quienes se van buscando algo mejor.