A sus 22 años decidió que quería correr. Graduada de la Universidad Autónoma de Querétaro, de la facultad de Ciencias Políticas, imaginó un estilo de vida entorno al atletismo
Iván Torres
Quedan 84 días para los Juegos Olímpicos de Tokio. Se jugarán en condiciones muy especiales, primeramente porque la pandemia ha marcado un nuevo programa de preparación para los atletas. Para algunos ha sido benéfico y para otros no tanto.
Ayer veía la presentación del equipo nacional de maratón. No es el mejor de la historia, pero está muy cerca de serlo. Las marcas que han dado son para pensar en cosas de alta relevancia para el atletismo mexicano. Si bien no tendrán acceso a medallas o el destino caprichoso señala que sí porque las circunstancias son muchas en la prueba reina del atletismo, se puede presumir que el equipo mexicano tiene marcas dentro de las mejores de Latinoamérica.
Caso concreto de las mujeres Andrea Ramírez (2:26:34) y Daniela Torres (2:28:55), quienes han dado la marca por debajo de las 2:29.30, a pesar de que la IAAF estipuló tiempos muy exigentes. El merecimiento ahí está. No se diga para los hombres, quienes dejaron marcas por debajo de 2:11:30. Todos ellos, debieron dar sus mejores registros hace un año; sin embargo, la extensión de tiempo hizo que algunos de ellos se prepararan mejor y dieran mejores números. Habrá que sacar reflexiones sobre esto.
Quizá para los atletas mexicanos, en disciplinas específicas, el lapso de preparación tenga que ser más largo. Abundaré en el caso de Daniela Torres Huerta. Quizá si los juegos veraniegos hubieran sido el año pasado, no existiría esta historia que no deja de sorprender.
A sus 22 años decidió que quería correr. Graduada de la Universidad Autónoma de Querétaro, de la facultad de Ciencias Políticas, imaginó un estilo de vida entorno al atletismo. Focalizada en su meta, llegar a participar en unos Juegos Olímpicos, arriesgó todo, dejó su trabajo, la comodidad de estar cerca de su familia y emprendió la aventura calculada. Sabedora de sus cualidades, su preparación la llevó a alcanzar su primer objetivo. Sobrepasó obstáculos, envidias y sin sabores; el más difícil de ellos, perder a su madre en septiembre pasado debido al cáncer.
Con sus 26 años, y con un gran futuro por delante, este verano nos representará en Tokio y correrá con el corazón para demostrar que nació para eso. Mujer tenaz, inteligente, ordenada y muy calificada como profesional. Habrá que ponerle especial atención porque ya su nombre retumba en el atletismo mexicano y puede tener logros importantes a partir de debut en justa olímpica.