El manejo de la pandemia en manos de políticos populistas, demagogos e irresponsables está a la vista
Alejandro Gutiérrez Balboa
India vive una catástrofe. Las personas mueren en las calles, como en Ecuador al principio de la pandemia, no hay lugar en los hospitales, los servicios están colapsados ante la enorme cantidad de nuevos contagiados, los crematorios son insuficientes y los muertos son incinerados en las calles, las escenas son dantescas. Es su segunda ola de Covid.
Apenas el pasado 14 de abril se celebró el año nuevo para los hindúes y sikhs, etnias y religiones de la India. El mismo día los musulmanes celebraron el primer día del Ramadán, una de sus celebraciones más importantes, y también se celebró el Kumbhamela del hinduismo, la mayor religión de la India, por la que entre 1 y 3 millones se dieron un chapuzón en el río Ganges.
A lo anterior, hay que agregar que India está en vísperas de elecciones y que el primer ministro Narendra Modi, un populista autoritario, ha estado efectuando mitines y asambleas sin cubrebocas y ha sido complaciente con las restricciones sanitarias, lo que disparó los contagios.
Resultado: más de 300 mil contagio diarios, la aparición local de variantes del virus, una denominada “doble mutante”, lo mismo que en Inglaterra y Estados Unidos. En India están muriendo incluso personas ya vacunadas.
A pesar de que India se pretendió erigir como la farmacia del mundo, manufacturando varios tipos de vacuna, y de que estaba exportando 64 millones de dosis en los 3 primeros meses del año, hoy ha tenido que suspender el envío de suministros a la Unión Europea, África y Oriente Medio. Para los países africanos, la noticia es terrible.
El problema no sólo es para India, sino para el mundo entero. Los contagios se esparcirán a varias partes y el suministro de vacunas se bloqueará. Por ello la ayuda de emergencia de países como Estados Unidos.
El manejo de la pandemia en manos de políticos populistas, demagogos e irresponsables está a la vista. Lo mismo que el caso contrario en países prácticamente libres de Covid. Hay que permanecer alertas. Una segunda oleada puede ser fatal para nosotros.