En la Corte hay 11 votos y se requieren por lo menos ocho para declarar anticonstitucional una ley o un reglamento. Con Zaldívar al margen, quedarían 10 ministros y ministras
Daniel Lizárraga
No puede darse por hecho que en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) anularán los efectos de la reforma que incluye prolongar dos años la presencia de Arturo Zaldívar al frente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y del Consejo de la Judicatura Federal (CJF).
A contrapié de los argumentos vertidos por juristas, legisladores y algunos periodistas para calificar ese cambio como un atentado contra la Constitución, nada cambiará si se combinan dos hechos:
1).- Arturo Zaldívar decide no participar en la votación argumentando conflicto de interés. Él está involucrado en esta trama.
2).- Yasmín Esquivel Mossa, Ana Margarita Ríos Farjat y Juan Luis González Alcántara –propuestas de López Obrador para llegar al máximo tribunal– apoyan que Zaldívar sea la cabeza del Poder Judicial para llevar a cabo dicha reforma.
En la Corte hay 11 votos y se requieren por lo menos ocho para declarar anticonstitucional una ley o un reglamento. Con Zaldívar al margen, quedarían 10 ministros y ministras.
En este escenario: si la mayoría decidiera ir en contra la reforma impulsada desde el Palacio Nacional serían siete votos y no ocho. Las dos magistradas y el magistrado elegidos por López Obrador ganarán aun perdiendo en el pleno.
Un 7-3 contra la ley Zaldívar significaría un triunfo para el oficialismo en México toda vez que no alcanzaron los 8 votos para neutralizar que pudiera ir con contra de la Carta Magna.
Pero esto es un escenario de varios. Yasmín Esquivel Mossa, Ana Margarita Ríos Farjat y Juan Luis González Alcántara podrían pronunciarse en contra de que Zaldívar se quede en el sillón de ministro presidente como lo hicieron algunos diputados de Morena.
La decisión que tome Zaldívar será importante para medir el éxito o el fracaso del oficialismo en México dentro de su cruzada para disminuir la corrupción y el tráfico de influencias en los tribunales manteniendo el statu quo dentro de la Suprema Corte y la Judicatura.
Si López Obrador logra salir avante en esta forma –a pesar de que pudiera perder la votación en el pleno de la Suprema Corte– habrá demostrado que es un buen ajedrecista en el tablero político, que la balanza la inclinó de su favor desde mucho antes, cuando propuso dos nuevas ministras y a un ministro durante los primeros años de su mandato. El debate jurídico quedará al margen.
Diputados de oposición anunciaron que promoverán en conjunto un recurso de acción de inconstitucionalidad contra la ampliación del periodo de Zaldívar, pero el as bajo la manga de López Obrador viste de toga.