Al igual que su hermano, Raúl Castro se encargó de apretar el férreo control sobre los ciudadanos cubanos, para los que la única esperanza de futuro, sobre todo para los jóvenes, fue siempre emigrar
Alejandro Gutiérrez
Coincidiendo con el 60 aniversario del fiasco que representó la invasión en Bahía de Cochinos, el dirigente cubano, Raúl Castro Ruz, de 89 años de edad, ha cedido el poder de la dirigencia del partido comunista de Cuba.
Permanentemente el segundo hombre a cargo, detrás de su hermano Fidel, en la etapa de éste fue designado general del ejército y dirigente de las fuerzas armadas cubanas. Raúl fue llamado al primer plano el 31 de julio de 2006, ante una seria enfermedad de Fidel que le impidió regresar y que 10 años después, el 25 de noviembre de 2016, le llevó a la tumba. Secreto de estado, nadie supo de qué enfermedad se trataba.
Al igual que su hermano, Raúl Castro se encargó de apretar el férreo control sobre los ciudadanos cubanos, para los que la única esperanza de futuro, sobre todo para los jóvenes, fue siempre emigrar. Coincidió con el ascenso al poder de Barack Obama, quien decidió romper el hielo de décadas entre ambos países y visitar la isla. En pago, Raúl ordenó atacar a los funcionarios de la embajada norteamericana en La Habana con rayos sónicos que provocaron el cierre de la legación. Esto, entre otras cosas.
Las alegres cuentas expresadas en el Informe que Raúl Castro rindió fueron más de lo mismo, y ni de lejos admitió la catastrófica situación en la que vive el pueblo cubano. Presumió de las “conquistas” alcanzadas en salud, educación y seguridad social. Casualmente, pese a haber logrado engañar con eso a organismos internacionales, que tienen a Cuba en un nivel de bienestar inexistente, las redes sociales se han encargado de desmentir fehacientemente logros inventados y mentirosos. Las fotografías de la situación de casas, edificios, escuelas y hospitales cubanos hablan por sí mismas.
Desde luego, los “avances” no han podido ser mayores por el “bloqueo” norteamericano. Si la patraña funcionó en los 60s, no hay motivo para modificarla.
El dirigente que hereda el poder, Miguel Díaz-Canel, será el nuevo mando supremo de la isla. Él llegó de la mano de Raúl, fue su hechura, y ni por asomo se vislumbra algún cambio, alguna perestroika o algo similar. Cuba seguirá padeciendo.