Las familias que huyen del hambre y la violencia en Centroamérica no van a detenerse ante los toletes, escudos y gases lacrimógenos
Daniel Lizárraga
En el momento en que se registra un histórico flujo migratorio hacia Estados Unidos -sobre todo de niños y adolescentes que viajan solos- los Gobiernos de México, Guatemala y Honduras anuncian el despliegue de 17 mil soldados y policías para sellar sus fronteras. El anuncio lo hizo la vocera de la Casa Blanca en Washington, Jen Psaki. El sueño del expresidente Donald Trump se hizo realidad.
El inédito anuncio no corrió a cargo de ninguno de los tres países involucrados. El uso de la fuerza para detener a la gente lo realizaron en patio ajeno. Una medida para sus propios territorios, que ha sido utilizada por el equipo de Biden en un intento por amortiguar las críticas internas por la ola de niños y jóvenes que pretenden llegar a suelo estadounidense.
Hace unos días, Ricardo Zúñiga, designado por Biden atender la agenda migratoria -entre otros temas-, hizo una gira de trabajo por México, Guatemala, Honduras y El Salvador. Nada se dijo entonces de un acuerdo sobre militarizar las fronteras. Los Gobiernos centroamericanos callaron. Nayib Bukele, el presidente de El Salvador no atendió al enviado estadounidense. Pero esa historia merece contarse aparte.
La militarización de las fronteras para detener a los migrantes servirá de muy poco o de nada. Las familias que huyen del hambre y la violencia en Centroamérica no van a detenerse ante los toletes, escudos y gases lacrimógenos.
Esta medida impuesta por Washington derivará en represión. Biden pretende salir de esto sin ensuciarse las manos. Pero, desde luego, nunca será así. Lo que suceda a partir de ahora en las fronteras para detener por la fuerza a los migrantes también será su responsabilidad, junto con los Gobiernos que doblaron las manos ante un acuerdo de semejante calado. Donald Trump quizá mire con recelo lo que pudo concretar su rival en las pasadas elecciones presidenciales. El poder estadounidense y sus recovecos.