Hemos hablado sobre cómo ayudar a la sociedad a través de la inclusión y de acciones tácticas para mejorar ciertas zonas de la ciudad.
Creemos que al ir solucionando temas de movilidad urbana, así como la gestión del espacio público, se sentarán las semillas para que
se generen planes a largo plazo.
Dicho sea de paso, ahora tenemos esquemas como el transporte público dedicado gratis a médicos y personas que requieren atención
especial dentro del municipio para poder llegar a hospitales o centros de trabajo.
Pero existen muchas otras buenas estrategias, como el sistema de bicicletas compartidas, que de nuevo requieren un empuje más focalizado para el desarrollo adecuado del sistema. Es necesario que la infraestructura ciclista vaya creciendo de manera orgánica a
través de la demanda del usuario y que las rutas de rodaje se vayan ligando poco a poco, para generar circuitos adecuados que brinden
espacios controlados donde los transeúntes y paseantes se vayan acostumbrando a verlos y circularlos. Recordemos que cada acción que perdure crea un arraigo, una nueva identidad en donde se vaya gestando la ciudadanía. Ya sean mercados o plazas, cruces peatonales o ciclovías, el punto es estar conscientes de como los preservamos.
A los ciudadanos nos gusta caminar, observar y sentir la ciudad en su pequeña escala. En estos núcleos base se van creando escenarios propicios que van más allá de los grandes procesos de planeación que delimitan los espacios comerciales, habitables y públicos.