El consumo de los medios, las relaciones interpersonales, los hábitos, las expectativas, se conducen hacia la franquicia de tener, más que la de ser.
Lourdes Gómez
Y nosotros los de entonces, ya no somos los mismos. Esta frase de Neruda se aplica a muchas áreas de la nueva normalidad y la comunicación es uno de sus pilares.
Lo que ahora se llama quinto poder, es decir el mundo digital y las redes sociales, se erige ante el espasmo de unos y el abrazo de otros, pero en todos incide. No conocemos todos los caminos, los transitamos y aprendemos en el trayecto. Nos adaptamos, tal como Darwin sentencia, pero hay mucho qué explorar.
Las noticias falsas y la manipulación forman parte del día a día. Corroborar la fuente de información se vuelve obligatorio antes de establecer una conversación acerca de cualquier tema. Volver a la quietud de la reflexión antes de opinar, la investigación, la confianza y conciencia debiera tornarse en una prerrogativa.
Las herramientas digitales son una oportunidad para conocernos mejor y acortar distancias. Clases, reuniones laborales, de familia, sociales, entretenimiento, el arte a través de plataformas on line, todo forma parte de nuestra cotidianeidad. Esta gran migración a los medios virtuales convierte la ilusión en realidad y debe hacerse con premura pero con tacto. La inmediatez digital deviene otra forma de vivir, la de lo desechable.
El consumo de los medios, las relaciones interpersonales, los hábitos, las expectativas, se conducen hacia la franquicia de tener, más que la de ser. Por fortuna, en este tránsito encontramos medios, herramientas y empresas confiables. OMA Media, que conjunta herramientas digitales para recrear y producir eventos híbridos, lo demuestra en la industria de los eventos.
Los medios registrados, legales, que dan la cara y abren espacio al público, garantizan veracidad y periodismo profesional. El anonimato de las redes sociales suscita impunidad. Verifiquemos pues la fuente de información para que nuestra conversación sea productiva y fructifique.