Los políticos jóvenes pertenecen a otra generación de políticos, a una época donde la comunicación de masas exige disciplina
Javier Esquivel
Hoy los actores políticos jóvenes que participan en la contienda electoral para la gubernatura, las diputaciones federales, locales y presidencias municipales en Querétaro y otras entidades de la República mexicana tienen algo en común: Repiten las mismas propuestas de solución a los viejos problemas de siempre con un modelo caduco de comunicación electoral.
Ofertar el mismo discurso para mejorar la seguridad, empleo, bajos salarios, luminarias y agua potable ha sido parte de la fórmula de campaña que utilizan no solamente los actores candidatos de más experiencia, sino que han contagiado a las y los jóvenes que participan por primera o segunda ocasión en una campaña electoral.
Hoy las jóvenes candidatas repiten la misma propuesta, la misma retórica, las mismas palabras e incluso la misma entonación de sus palabras que los políticos tradicionales en sus discursos, en sus entrevistas con los medios de comunicación y sus publicaciones en redes sociales. Y peor aún reproducen las mismas tácticas de polarización y ataque que poco han funcionado.
Al hacer un análisis de la comunicación electoral de las candidatas y candidatos de los tres principales partidos a las diputaciones federales y locales en Querétaro en redes sociales y medios electrónicos nos encontramos que más del 60 por ciento utilizan el mismo modelo de comunicación electoral de los años 80 y 90 en el posicionamiento de partido y de precampaña y, seguramente, reiterarán el método durante la campaña.
Si bien es cierto, la oferta política de un partido político es el eje nodal para las propuestas electorales durante una campaña, es poco rentable que las y los candidatos jóvenes copien y se mimeticen con los gestos, entonaciones verbales, vestimenta y mensajes de sus dirigentes y de sus antecesores.
Los políticos jóvenes pertenecen a otra generación de políticos, a una época donde la comunicación de masas exige disciplina, estrategia y creatividad que supere el nivel de rechazo y desconfianza hacia la clase política anterior. El estilo personal de cada una de ellas y ellos puede hacer la diferencia entre perder y ganar, pero copiar el modelo anterior en forma y fondo es garantía de perder en las urnas.
Reiterar la misma fórmula de hacer campañas y de comunicar la política en tiempos electorales solo generará la participación de militantes, del voto duro, y de las clientelas de la movilización que hoy día ya no es rentable; más de lo mismo fomenta la abstención de la gente sin militancia, votos que hoy pueden hacer la diferencia.
Hoy en día los estudios de estado de ánimo de Querétaro reflejan que el elector tiene incertidumbre hacia el futuro e incluso añoranza a un pasado que tampoco les era favorecedor, pero les daba alieno para ser resilientes.
Si bien es cierto, las encuestas tradicionales nos indican, al igual que la elección anterior, las mismas problemáticas en todos los estados y municipios del país, la diferencia radica en ponderar el estado de ánimo de los electores, sus miedos y preocupaciones. Desarrollar una comunicación más efectiva y apegada a la población no solo será de política tradicional o de marketing de tiktok en redes sociales, sino de sensibilidad y empatía con la realidad.
Las y los jóvenes aspirantes a un cargo de elección popular en Querétaro tienen la oportunidad de revertir la tendencia que marcan los más recientes estudios en los que se indica que cada vez se pierde más el interés por la política y los asuntos públicos por la banalidad y desapego con la que abordan las necesidades de la población a pesar de que las problemáticas ciudadanas se acentúan más.
Los jóvenes son una minoría ante los tradicionales candidatos de siempre que aspiran a los cargos de elección popular en el Estado, sin embargo si rompen con los métodos y fórmulas del pasado para comunicar tengan mayores oportunidades del triunfo electoral y hacer ese cambio generacional que tanto necesita la política.