La Ley Combustóleo, como ha sido bautizada esta reforma por fomentar el uso de energías más caras, ineficientes y altamente contaminantes para producir electricidad, será impugnada por sus claros visos de inconstitucionalidad
Sen. María Guadalupe Murguía Gutiérrez
En la aprobación de la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica se impuso la cerrazón de Morena y sus aliados, no permitieron moverle ni una coma a la iniciativa preferente enviada por el Ejecutivo federal al Congreso y con su mayoría acrítica y servil avalaron uno de los más grandes retrocesos de nuestro país en materia energética.
Con un albazo legislativo apuraron las cosas en el Senado y en tan solo dos días fue aprobada la minuta en comisiones y en el pleno, se negaron a aceptar la figura de Parlamento Abierto para escuchar a especialistas y sectores productivos, y durante la discusión desecharon todas las reservas presentadas por la oposición.
La Ley Combustóleo, como ha sido bautizada esta reforma por fomentar el uso de energías más caras, ineficientes y altamente contaminantes para producir electricidad, será impugnada por sus claros visos de inconstitucionalidad.
Viola la libre competencia consagrada en el artículo 28 de la Constitución al darle ventajas indebidas a CFE y reinstala su monopolio en el mercado. Establece un orden predeterminado que beneficia a la empresa del Estado y desincentiva que otros generadores -los privados- realicen inversiones para transitar a tecnologías más eficientes que cuiden el medio ambiente.
Aplica retroactivamente la ley de manera discrecional al otorgarle a la CRE la atribución de revocar, renegociar o modificar unilateralmente los contratos vigentes con productores independientes, y además impedirá que México cumpla compromisos internacionales como el Acuerdo de París para generar 35% de la electricidad con energías limpias, los objetivos de desarrollo sostenible 2030 de la ONU y el propio T-MEC.
Por donde se vea, el resultado de esta reforma es muy desafortunado. Tendrá un elevado costo para todos los mexicanos por el previsible pago de indemnizaciones por demandas, pero sobre todo por el golpe que significará al bolsillo de los usuarios, ya sea por el incremento de las tarifas de energía eléctrica o por el aumento de los subsidios gubernamentales que finalmente pagamos todos los contribuyentes.
Con el albazo los morenistas pretendieron contener el costo político que les estaba acarreando la reforma, pero no podrán eludir las consecuencias que ello traerá en un futuro cercano.
Al tiempo.
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