Será necesario que los gobierno comiencen a trabajar en áreas prioritarias relacionadas con la economía y el bienestar de los habitantes de esta zona del mundo
PÓKER LATINOAMERICANO
Hugo Salvatierra Arreguín/Periodista especializado en América Latina, negocios, infraestructura y sector inmobiliario. Editor en Jefe de Forbes Centroamérica y República Dominicana.
Twitter @HugoSalvatierra
A pesar de su llegada a cuentagotas, las vacunas han dado esperanza a Latinoamérica y comienzan a delinear la era post-Covid. Por lo tanto, de manera paralela, los países ya tendrían que estar preparando la estrategia para combatir la otra pandemia que se desató: el incremento de la pobreza.
Para revertir los impactos que los cierres de negocios y mercados tuvieron en los bolsillos de la gente y no ver una catástrofe, será necesario que los gobierno comiencen a trabajar en áreas prioritarias relacionadas con la economía y el bienestar de los habitantes de esta zona del mundo, que ha sido de las más golpeadas por el nuevo coronavirus.
Entre ellas están: impulso a pymes, programas sociales para desempleados, educación, brecha de género, igualdad de oportunidades, digitalización, acceso a la tecnología y al sector financiero, construcción de infraestructura física y mejoramiento del sistema de salud público.
De lo contrario, las consecuencias serán mayores a las estimaciones dadas a conocer este mes por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en el informe anual “Panorama Social de América Latina 2020.
En este documento, la institución proyectó una tasa de pobreza extrema equivalente al 12.5% de la población para el cierre del año 2020 y calculó la pobreza extrema en 33.7%. Esto equivale a 209 millones de pobres (sumando ambas categorías), es decir, 22 millones más que en 2019.
Como podrán ver, el riesgo de no hacer nada es muy grande, pues la brecha de desigualdad se haría más evidente, junto con el crecimiento de los índices delictivos, la migración, el empleo informal y la desigualdad entre hombres y mujeres.
Así que no hay más que aplicar políticas de austeridad, instrumentar programas para el desarrollo y buscar financiamiento, para de este modo poder tomar el rumbo del crecimiento.