Hoy en día, la participación igualitaria, tanto en la arquitectura como en cualquier otra profesión, es de suma importancia
Raúl Lorea
El lenguaje evoluciona con la sociedad, hoy muchos términos se han feminizado o neutralizado para evitar especificar género. Existe una lucha entre las personas que demandan esos cambios y la Real Academia Española que, con base en las reglas y normas, accede o rechaza los nuevos vocablos.
Precisamente en mi búsqueda por arquitectas destacadas, llegué a quien es considerada la “primera mujer arquitecto de la Escuela de Bellas Artes de París” (sí, así decían muchos artículos que hablaban de ella).
Se trata de Julia Morgan, quien fue una destacada arquitecta (hoy ya le podemos decir así), y se tituló en 1902 en la carrera de arquitectura. Se dice que intentó ingresar desde 1896 pero fue rechazada por ser mujer, sin embargo logró ser aceptada en 1898.
La arquitecta Morgan tuvo una prolífica vida profesional, pues, durante 50 años diseñó más de 700 edificios de todo tipo, y cabe destacar que al menos un tercio de esos proyectos fueron encargados por mujeres feministas y organizaciones que apoyaban la educación femenina. Lo interesante de sus proyectos fue su talento para diseñar proyectos muy adaptados a las necesidades de sus clientes, a quienes escuchaba con total disposición.
Hoy en día, la participación igualitaria, tanto en la arquitectura como en cualquier otra profesión, es de suma importancia. La concepción y diseño del espacio público mejora gracias a la visión tanto de hombres como de mujeres, obteniendo así una ciudad más incluyente que permite un mejor desarrollo humano.