La cancelación del aeropuerto de Texcoco fue una de las decisiones políticas más controvertidas y, al mismo tiempo, relevantes para el gobierno López Obrador
Daniel Lizárraga
La rectificación de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) sobre el costo económico por suspender las obras para el aeropuerto de Texcoco, no se queda en un escándalo político. El yerro en esa institución debería tener consecuencias sobre los responsables. Alguien tendría que irse.
Los informes de la ASF han sido una fuente confiable para las autoridades -de cualquier nivel- cuando analizan la forma en que alguien usó el presupuesto. Las observaciones y, en su caso, el señalamiento de irregularidades en las auditorías ha significado un punto de referencia para organizaciones no gubernamentales y para el periodismo. Baste recordar las dimensiones que tuvo “La Estafa Maestra”.
En los últimos 20 años -al menos desde la llegada del ex presidente Vicente Fox- no se tiene registro de un error tan importante. La cancelación del aeropuerto de Texcoco fue una de las decisiones políticas más controvertidas y, al mismo tiempo, relevantes para el gobierno López Obrador. Por ello, afirmar que habría tenido un sobrecosto de 232 %, equivalente a unos 331 mil 996 millones de pesos, generó un escándalo político.
Pero, apenas unas horas más tarde, la ASF nos informó que López Obrador tuvo razón. La cifra dada a conocer fue producto de un error metodológico, según un comunicado.
La Comisión de Vigilancia de la ASF en la Cámara de Diputados, encabezada por Mario Alberto Rodríguez, deberá presionar para que la ASF rinda cuentas y, sobre todo, se aplique un castigo a los responsables.
El peso de la ASF en la democracia mexicana no puede verse opacado por errores de información. Se trata de uno de los proyectos más importantes del Gobierno federal. La cancelación del aeropuerto de Texcoco ha sido motivo de una fuerte disputa entre quienes apoyan a la 4T y quienes están en contra. El error es grave, delicado, por incidir en esa polarización.
La última y nos vamos
Esta es la última columna que escribo para el AM de Querétaro. Gracias a quienes me abrieron la puerta en este medio de comunicación y, sobre todo, a los lectores. Abrazos por siempre.