El duelo de estrategas y estrategias por convencer al electorado, comenzó desde antes que los propios precandidatos pensaran en ocupar la Casa de la Corregidora
Alhelí Lara
El equipo cercano al presidente Andrés Manuel López Obrador, no duerme. Los primeros días de febrero recibió una instrucción contundente: ganar sí o sí, las elecciones en entidades hoy gobernadas por el Partido Acción Nacional (PAN). No está conforme con lo que tiene y va por más canicas. Dicen, va por el Bajío, por el bastión azul y por tierra de prosperidad e inversión.
Muchos de sus proyectos requieren eso: dinero, capital, inversión y esto es finito cuando está mal administrado. Pidió redoble de esfuerzos y tambores de guerra en la entidad que da entrada a esta zona: Querétaro, donde la exmagistrada Celia Maya, al principio no figuraba como competencia directa para el empresario y senador con licencia Mauricio Kuri.
Ante los resultados arrojados por encuestas sobre preferencia electoral, se optó por traer a un operador político de origen español que aseguran, tiene ganada la confianza del tabasqueño y que ha trabajado con el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, así como con el empresario y político panameño Ricardo Martinelli, con el canciller Marcelo Ebrard, incluso, con el expresidente Felipe Calderón y Margarita Zavala.
A esto se añade que Morena comenzó a operar desde hace dos años y sin aspavientos, en calles y colonias de diversos municipios, donde hoy cuenta con observadores y “Siervos de la Nación”. Los estrategas comenzaron a preparar un camino para un candidato, en ese entonces, sin nombre ni apellido.
Para ambas fuerzas políticas, el encontronazo con la realidad será dura.
El trabajo que deja el gobernador Francisco Domínguez en Querétaro es un buen activo para Kuri. Lo mismo que la relación con grupos empresariales, su labor en el Senado de la República y la labor que realizó en el municipio de Corregidora, época en la cual obtuvo el reconocimiento de Great Place to Work.
Las encuestas lo colocan como puntero pero no debe, ni puede confiarse. Hay varios partidos “satélite” que no tendrán reparo en venderse al mejor postor.
El duelo de estrategas y estrategias por convencer al electorado, comenzó desde antes que los propios precandidatos pensaran en ocupar la Casa de la Corregidora.