El exfutbolista Manuel Negrete que compitió la alcandía de la delegación Coyoacán, ganó con un porcentaje del 46.02% frente a sus contrincantes
Javier Esquivel
En un año 2021 convulso por la necesidad de proteger, recuperar la salud y la economía se realizarán procesos electorales en Chile, Perú, Ecuador, Honduras, Nicaragua y por su puesto en México.
En el caso mexicano las y los ciudadanos haremos valer el derecho de elegir representantes a los congresos federal, locales, presidentes municipales y gobernadores. Pocas oportunidades de hacer valer el derecho a votar y ser votado, considerando que solo se hace en una o dos ocasiones cada seis años respectivamente.
Mínimos espacios para la expresión de la voluntad ciudadana que otorga a las candidatas y candidatos ganadores a ejercer legítimamente la capacidad de tomar decisiones a nombre de la población durante un largo periodo, pero también faculta, bajo el cobijo de los partidos políticos, abanderar intereses de grupos y sectores de empresarios, campesinos, obreros, creadores de arte, actores, deportistas, e incluso figuras del espectáculo y del internet.
De acuerdo con nuestra investigación la postulación de celebridades causa azoro e irritación en la mayoría de los electores de todos los países, sin embargo, el elector contradictoriamente otorga el voto a dichas representaciones.
Durante el proceso mexicano anterior, el 49 por ciento del total de las postulaciones del sector resultaron ganadoras y lo hicieron con porcentajes superiores al 40 por ciento de los votos.
Aquí algunos ejemplos: La cantante Susana Harp consiguió el 48.9% de las votaciones y logró así obtener el puesto de senadora por Oaxaca. El exfutbolista Manuel Negrete que compitió la alcandía de la delegación Coyoacán, ganó con un porcentaje del 46.02% frente a sus contrincantes y del rubro de la actuación Sergio Mayer, ganó con un 45.12% de las preferencias electorales una diputación federal.
A nivel internacional no es diferente. La población públicamente rechaza, pero en la urna elije a los famosos. Ejemplo de ello son los casos de figuras como Pacquiao, en Filipinas, Jimmy Morales, en Guatemala, José Yunda, en Ecuador, María René, en Bolivia, Betty Jerónimo, en República Dominicana por mencionar los casos más recientes con promedio similar de mayoría de votos recibidos. Pero identifiquemos el fenómeno con un poco más de detalle:
¿Porqué los partidos eligen esta vía?
Diversos analistas consultados indican que los partidos de nueva creación en México lo hacen para no perder su registro como tal, ya que la legislación obliga el mínimo de tres por ciento de la votación para continuar con viabilidad electoral; mientras que los partidos tradicionales mayoritarios buscan incrementar el porcentaje nacional de votos que les permita tener más asientos en el Congreso por la vía plurinominal. Esta última formula implica que sin importar que ganen o pierdan las celebridades, cumplen su cometido con sumarle votos al porcentaje nacional del partido que lo postula.
Otras de las causales deriva en la insuficiente capacidad de comunicación de los partidos políticos en Latinoamérica para posicionar ante el elector a los nuevos perfiles políticos que cuentan con las credenciales académicas suficientes y compromisos legítimos por sus comunidades.
La variante más preocupante es el alto nivel de desconfianza en los políticos tradicionales que en cada ciclo electoral rotan cargos sin el equilibrio de la rendición de cuentas y aprobación de gestión obligándolos a encontrar en el marketing político fórmulas vacías como nuevos bailes, jingles, etc. Esta crisis ha provocado que la pulsión antisistema, el éxito de los outsider y la participación celebridades se incremente.
Por el otro lado, hay quienes argumentan que a pesar de que son sector minoritario las celebridades representan legítimamente a sus gremios, y llevan a los parlamentos propuestas de solución a las necesidades y preocupaciones de su sector; ejercen su derecho de ser votados y conquistan un espacio que se pensaba destinado únicamente para la clase política, además de significar un síntoma de pluralidad democrática.
En este mismo sentido también se justifica que, muchas veces, cuentan con mejores credenciales académicas y atributos de cercanía y aceptación con la gente que los políticos tradicionales, pero sobre todo la confianza de que no buscan el cargo para generar fama o riquezas.
¿Qué riegos y retos implica para la democracia esta fórmula?
Pareciera ser abundante este sector, pero menciono los prioritarios: Incapacidad de generar nuevos cuadros partidarios y desmotivar la participación ciudadana en la política; generar un sistema legislativo sustentado en la trasferencia de fama por votos. De ganar las entidades federativas: una debilidad para gobernar que se traduce en desconfianza, gobiernos con poca aprobación, disfuncionalidad de la administración pública y de la actividad legislativa y una profunda agudización de una política sustentada en la apariencia para gobernar.
Implicaciones para las celebridades.
Pero qué retos debe superar las celebridades: No ser candidatos fachada a la hora de hacer política profesional, incorporar un equipo profesional que les permita no equivocarse y defender su legítima intención de modificar la calidad de vida de sus electores y a su gremio, una constante capacitación política, evitar la intromisión de intereses superiores de grupos empresariales mediáticos o de diversas industrias del espectáculo y del deporte. Pero sobre todo evitar la tentación del dinero a cambio de participar sin importar que ganen o pierdan. Finalmente, el reto mayor como indican Drake y Higgins en su libro: I’m a Celebrity, Get Me into Politics: The Political Celebrity and the Celebrity Politician, dejar de actuar la política una vez que conquistan el espacio público.
Por tanto, estimado lector, nos encontramos con dos consideraciones válidas que se hace la gente: a) Postular a las celebridades es una falta de respeto de los partidos a su militancia y los electores y b) que su participación enriquece la pluralidad democrática y que cuentan con los atributos perdidos por los políticos como la confianza, cercanía y credibilidad.
La decisión es suya, solo recuerde que utilizará una de las dos oportunidades que tiene cada seis largos años para hacer valer su voto. En la reflexión está la clave.