El transporte público debe de seguir creciendo ordenadamente, ofreciendo un ambiente controlado que garantice la movilidad urbana segura, como lo menciona la Organización Panamericana de la Salud
Jorge Roberto Javier Tortajada/Consejo Ciudadano de Urbanismo
@ConsejoUrbanQro
Ya ha pasado casi un año desde la primera advertencia epidemiológica provocada por el COVID-19 y el subsecuente programa de distanciamiento social. Hoy más que nunca, vivimos en un miedo operativo producto del contagio masivo que hasta ahora no se ha podido controlar de manera eficiente, que merma nuestra movilidad. Y ligado a esto, estamos absortos en la necesidad de poder trabajar en sitio y con ello, las complicadas limitaciones que rodean al sistema público de transporte.
Si bien es cierto que es imperativa la reducción de aforo de vehículos en el medio y que el transporte público se ha delimitado por cuestiones sanitarias, es importante recordar que las largas distancias y las necesidades de traslado no han cesado. Muchos queretanos tenemos la necesidad de viajar a nuestros centros de trabajo, mercados o centros de salud, y los medios privados o dedicados como los taxis son insuficientes o fuera del alcance económico actual.
Entendamos que nuestra respuesta como sociedad es parte de la solución para poder seguir moviéndonos con relativa libertad; que es necesario seguir los protocolos para tener un transporte público seguro y saludable. El transporte público debe de seguir creciendo ordenadamente, ofreciendo un ambiente controlado que garantice la movilidad urbana segura, como lo menciona la Organización Panamericana de la Salud: “facilitar la cobertura de los servicios de transporte a todos los sectores de la población”, meta que debe de seguir a pesar de la contingencia.