Pedro L. Jáuregui Ávila
Las muertes del Ministro de la Defensa Carlos Holmes Trujillo y del líder sindical y presidente de la Confederación Colombiana del Trabajo (CGT) Julio Roberto Gómez parece que serán los detonantes para que las vacunas para combatir el COVID-19 aparezcan y no sean una lluvia de exposiciones, pero sin ellas.
La CGT es una de las organizaciones sindicales más importantes del país. La muerte del Ministro Trujillo y de Julio Gómez desató numerosas reacciones en las redes sociales, entre ellas las de varios ministros, porque el número de muertos en las UCI no disminuye, lo que deja al Gobierno muy mal parado.
Colombia es irregular hasta en la forma de pensar, no obstante que figuran entre los países donde hay más contagiados. A nivel nacional el 40.1 por ciento de la población no estaría interesada en aplicarse la vacuna contra el virus.
De acuerdo con las cifras entregadas, en Cali, la capital del Valle del Cauca, una de las de mayor contagio el 59.5 por ciento de la población encuestada no se aplicaría la vacuna. Le siguen Bucaramanga, con 51.2 por ciento que no está interesado en vacunarse; e Ibagué, con el 50.3 por ciento. ¿Quién entiende a mi gente?
De igual manera, la sexta masacre del fin de semana, en la que murieron cinco jóvenes en Buga, dejo al descubierto que la subregión del centro del Valle del Cauca, es de las más complicada y esta sitiada por distintos grupos criminales que no tienen ningún resquemor en asesinar un líder ambientalista en zona rural o dejar sin vida a un grupo de estudiantes y deportistas.
Lo del sábado en la noche era una fiesta de jóvenes de 17 y 18 años en una finca.
La única hipótesis que hay es que iban a secuestrar a un hijo del dueño de la finca. El consenso que hay es que al Gobierno le “falta efectividad” para hacer efectiva las capturas y todo se le va en investigaciones.