Las recientes propuestas de parte del presidente sobre desaparecer varios organismos autónomos, como mínimo, requieren una seria reflexión sobre los potenciales efectos negativos de tal acción y el retroceso que esto generaría en nuestra -imperfecta- democracia y división de poderes
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Abel Mejía/
El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente. – Lord Acton.
Tal vez, como hace mucho tiempo no pasaba, estamos frente a momentos de definición sobre el rumbo de nuestra nación. Las recientes propuestas de parte del presidente sobre desaparecer varios organismos autónomos, como mínimo, requieren una seria reflexión sobre los potenciales efectos negativos de tal acción y el retroceso que esto generaría en nuestra -imperfecta- democracia y división de poderes.
¿Por qué existen este tipo de organismos y en que consiste su autonomía? Estos organismos obedecen a objetivos de independencia reglada, profesionalización y especialización en sus cuadros dirigentes, y creación de un proceso de toma de decisiones con base en criterios estrictamente técnicos y no políticos. Estos organismos, en general, basan su autonomía en las siguientes características; (i) su creación y existencia están directamente previstas en la Constitución, (ii) poseen atribuciones propias, (iii) llevan a cabo funciones esenciales y especializadas de un estado sofisticado, y (iv) no son dependientes, ni administrativa ni jerárquicamente, de otro poder del Estado, pero sus actos si pueden ser juzgados por instancias administrativas o judiciales.
En otras palabras, cuando se plantea desaparecer al Instituto Nacional Electoral, al Instituto Federal de Telecomunicaciones y/o al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, lo que está en juego es si queremos tener un estado democrático, republicano y moderno, donde decisiones y actos trascendentales para el país se tomen por personas con la capacidad técnica, criterio objetivo y neutralidad política necesarios; o sí queremos instaurar en México nuestro propio Luis XIV donde el estado sea él y estas decisiones se basen en su criterio infalible. Los tomatazos por favor a mí twitter en @MrMejiaCosenza.
p.s. Viendo los eventos recientes en EUA, no deja de impresionarme como, más que ver movimientos de izquierdas y derechas, lo que sí hay en todos lados son populismos intransigentes dispuestos a destruir la mismísima democracia que les permitió vivir.