Cuando se ofrece una disculpa hay un proceso de autorreflexión. La decisión se toma desde el campo de la ética personal. Lo anterior no significa dejar de empuñar las críticas contra López-Gatell
Daniel Lizárraga
La rueda de prensa del pasado 4 de enero por la noche en Palacio Nacional ha sido una de las más esperadas desde que se decretó, por segunda ocasión, el semáforo epidemiológico en rojo por el coronavirus en la ciudad de México. Unas horas antes, las redes sociales estaban en punto de ebullición, luego que el subsecretario de Promoción y Previsión a la Salud, Hugo López-Gatell figuró como tendencia tras aparecer en una fotografía acompañado de una mujer en un restaurante en las playas de Zipolite, Oaxaca, sin tapa bocas ni sana distancia.
Si la discusión pública está girando en torno a su capacidad, a su honestidad y a tomar unos días de descanso nos quedaremos empantanados, en medio de una guerra de lodo sin sentido.
Si López-Gatell consideró que no debía presentar su renuncia o por lo menos ofrecer una disculpa ante los y las doctoras, enfermeras y camilleros que han dado una batalla enorme en los hospitales es su decisión. ¿Y el costo de no hacerlo? Podríamos preguntarnos. Eso, sin duda, se verá más adelante.
Cuando se ofrece una disculpa hay un proceso de autorreflexión. La decisión se toma desde el campo de la ética personal. Lo anterior no significa dejar de empuñar las críticas contra López-Gatell. De hecho, él ya ha sido tildado, públicamente, de incongruente.
Algo similar sucedió no hace mucho tiempo en Nueva Zelanda. En abril del 2020, el ministro de Salud David Clark viajó a la playa junto con su familia. Los usuarios de redes sociales tomaron fotografías para denunciar su actitud cuando la gente en ese país estaba en confinamiento total.
“Soy un idiota”, dijo a los medios de comunicación Clark y presentó su renuncia ante la primera ministra Jacinda Ardsern. Sin embargo, ésta no la aceptó porque pasaban por una etapa complicada ante la pandemia por coronavirus. Pero dos meses más tarde, él dejó el Ministerio de Salud.
Clark reconoció que salir de vacaciones a la playa fue un error y la manera de enfrentarlo fue presentando renuncia. En México, López-Gatell informó que visitó a familiares en Oaxaca. El hombre que encabeza la estrategia contra la pandemia no consideró pedir una disculpa ante sus colegas que se han dejado la piel y el alma en los hospitales, sin descanso alguno. Aquí no pasó nada.