Su origen y su nombre se atribuyen a los pueblos mesoamericanos, la palabra proviene del náhuatl tianquiztli que significa “mercado” y se caracterizaba por la práctica del trueque
Raúl D. Lorea
@ArqLorea
Culturalmente el “tianguis” tiene una arraigada presencia en nuestro país y en América Latina. Los hay temporales (por días festivos), recurrentes (que se instalan cada semana) o permanentes (fijos por su importancia comercial).
Para quienes no están familiarizados(as), el tianguis es un mercado pequeño, ambulante o semifijo, donde predomina el comercio al menudeo. Su origen y su nombre se atribuyen a los pueblos mesoamericanos, la palabra proviene del náhuatl tianquiztli que significa “mercado” y se caracterizaba por la práctica del trueque.
Según la página del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera del Gobierno Federal, el tianguis como actualmente lo conocemos es una mezcla del mercado mesoamericano con los bazares llegados del medio oriente a través de la conquista española. Eso podría explicar cómo es que ha sobrevivido esta forma de comercio hasta nuestros días, tanto en nuestro país como en el resto de América Latina.
Por sus características, el tianguis ha sido uno de los lugares considerados de alto riesgo de contagio por la COVID-19, sufriendo afectaciones como cierres en horas tempranas o suspensión, en el peor de los casos. Parte de esta situación se atribuye también a que no se han implementado medidas que restrinjan los aforos a un integrante por familia, la distancia entre los puestos, anchos de pasillos, así como el uso obligatorio de cubrebocas y gel.
Esto afectaría la esencia del tianguis pero ayudaría a que los comerciantes no pierdan ese ingreso.