El pañuelo blanco agitado por AMLO es algo más que la neutralidad. Al final, la gente en las calles valorará su trabajo en conjunto, sin importar que la fiscalía sea independiente
Daniel Lizárraga
El 1 de diciembre del 2018, Andrés Manuel López Obrador dijo una de sus frases más debatidas: “mi fuerte no es la venganza”. Sin embargo, el desmantelamiento del régimen neoliberal ha desencadenado una serie de acontecimientos que si bien son atendidos por una Fiscalía General de la Nación (FGR) autónoma, también han obligado al propio presidente a tomar el toro por los cuernos, cuando menos lo tenían pensado y de la manera que jamás imaginaron sus colaboradores.
Las investigaciones sobre la Estafa Maestra, el caso Odebrecht, la muerte y violación de Ernestina Ascencio por tres soldados, La desaparición de normalistas de Ayotzinapa, así como las acusaciones en Estados Unidos por narcotráfico contra el general Cienfuegos, así como respecto a Genaro García Luna han obligado al círculo cercano a López Obrador a reaccionar en cuestión de horas.
El desmantelamiento de gobiernos corruptos dispuestos a cualquier cosa para mantenerse en el poder ha provocado una sacudida en los cimientos del sistema político mexicano, las estructuras institucionales crujen cuando ha sido puestas a prueba.
El ejemplo más palpable fue la protesta diplomática porque Estados Unidos nunca informó al gobierno de México sobre la indagatoria contra el general Cienfuegos.
La reacción sobre el caso Cienfuegos tuvo que hacerse en cuestión de horas. “Mi fuerte no es la venganza” dijo López Obrador aquel 1 de diciembre del 2018. Esta frase que pudo interpretarse como un gesto de neutralidad; ha tomado un giro. El gobierno de López Obrador puede no entrometerse en los asuntos judiciales; no obstante, las consecuencias de los casos de corrupción los han obligado a responder de alguna manera. El pañuelo blanco agitado por AMLO es algo más que la neutralidad. Al final, la gente en las calles valorará su trabajo en conjunto, sin importar que la fiscalía sea independiente.