El primer lugar obtenido el pasado domingo y la ceremonia de premiación hablan por sí misma de todo lo que ha pasado el tapatío para llegar a ese momento, después de 9 temporadas
Iván Torres
El deporte del automovilismo en México dio uno de los triunfos más sonados en los últimos días. Después de 50 años, un piloto mexicano conquistó una carrera de la máxima categoría, la Fórmula 1. Sergio Pérez, el jalisciense llegó en primera posición en el premio de Sakhir en Bahrain, después de 192 carreras. Le viene muy bien a la gran afición mexicana que sigue muy de cerca el deporte motor. Aquí mismo en Querétaro hay una gran tradición desde las épocas de Moisés Solana, cuando participaba en los circuitos de Álamos y donde hoy están los juzgados (antes centro expositor). Es por ello que esa avenida lleva el nombre de Moisés, uno de los cinco mejores pilotos del automovilismo mexicano. Moisés Solana, Pedro y Ricardo Rodríguez, Adrián Fernández y ahora se une Sergio Pérez.
El primer lugar obtenido el pasado domingo y la ceremonia de premiación hablan por sí misma de todo lo que ha pasado el tapatío para llegar a ese momento, después de 9 temporadas. Seguro, al estar ahí parado, escuchando el himno nacional, por su mente pasó su inicio en el karting en 1996 a los 6 años, el inicio común de todos. Su paso por las categorías juveniles hasta llegar al profesionalismo en 2004 cuando Sergio Pérez encuentra un proyecto naciente y que gracias a la afición de la familia Slim, se crea un concepto mercadológico llamado “Escudería Telmex”; un plan para congregar a pilotos de diferentes categorías y darle personalidad al automovilismo mexicano. También serviría como un semillero para formación de los pilotos.
Eso permitió a Sergio salir a los 14 años de su casa para competir en Alemania en la categoría Fórmula BMW en 2005, ese destierro marca y también lo reflejó en su rostro con cada lágrima derramada en lo más alto del pódium. A veces la sed de querer ser y querer llegar supera todo, como el hecho de haber vivido en un restaurante alemán propiedad del dueño de la escudería Speed Media, alejado de la familia, pero con la convicción de llegar algún día a Fórmula 1. Así se forjan los destinados a ser campeones. Lo hizo en Fórmula 3 Británica, GP2 y finalmente llegó a la cima, muy a tiempo ante la incertidumbre de volver a correr la próxima temporada. Infancia es destino decía Freud y esto está detrás del éxito del mexicano. Ojalá repita este próximo fin de semana en Abu Dhabi.