El titular de la ONU citó que el mundo sigue al borde de una catástrofe climática por las altas temperaturas de los océanos y la Tierra
Efrén García García
Si pensábamos que el detenimiento de la actividad económica global a causa de la pandemia de COVID-19 había suspendido el crecimiento del agujero de la capa de ozono o la devastación de la naturaleza, estamos equivocados
La pandemia ha generado una situación límite y Antonio Guterres, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) alertó esta semana que no podemos volver al modelo de inequidad, injusticia y explotación voraz del planeta. “Es el momento de transformar la relación de la humanidad con la naturaleza y la relación entre los seres humanos. Esa es la lección del 2020”, sentenció Guterres en la Universidad de Columbia, en Nueva York.
La humanidad, afirmó el titular de la ONU, “está librando una guerra contra la naturaleza” y aseveró que “se trata de una actitud suicida puesto que [la tierra y la naturaleza] están respondiendo a la agresión con fuerza y furia crecientes”.
El titular de la ONU citó que el mundo sigue al borde de una catástrofe climática por las altas temperaturas de los océanos y la Tierra, por los incendios devastadores en diferentes partes del mundo, el derretimiento de glaciares y la cantidad de huracanes ocurridos este año.
Quienes vivimos la década de los 80, recordamos el miedo que sentíamos porque las grandes potencias “apretaran el botón rojo”, que desencadenaría una hecatombe nuclear.
Es hora de que cada uno de nosotros apretemos el botón verde en nuestras vidas, dejemos de generar basura en cada compra y, por el bien de nuestra propia salud, reduzcamos la huella de carbono por el uso del automóvil. Dos medidas que pueden ser un inicio. Un dique de todos nuestros granitos de arena puede salvar a la humanidad. No es exageración.