El del viernes fue el último de varios atentados contra la vida de Fakhrizadeh. Irán ha acusado a Israel del evento, así como de matar a otros 4 físicos nucleares iraníes
Alejandro Gutiérrez Balboa
El sofisticado asesinato del general Moshen Fakhrizadeh, un físico dirigente del programa nuclear de Irán, el pasado viernes, en las afueras de Teherán golpea, una vez más, las pretensiones de este país de erigirse en potencia dominante en la región del Medio Oriente.
Desde 1989 el físico encabezó el proyecto Amad que buscaba la posibilidad de lograr una bomba nuclear. El proyecto fue interrumpido en 2003, bajo la amenaza de sanciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica, lo que condujo a un acuerdo en 2015 con países encabezados por el presidente Obama, acuerdo que fue abandonado por el presidente Trump quien retomó las sanciones el siguiente año.
El del viernes fue el último de varios atentados contra la vida de Fakhrizadeh. Irán ha acusado a Israel del evento, así como de matar a otros 4 físicos nucleares iraníes.
La muerte del físico y general impacta la alianza de facto que Irán mantiene con Rusia y con China, además de mermar su influencia frente a otros países musulmanes adversarios de Irán en la región, especialmente Arabia Saudita y Turquía. Irán mantiene su apoyo a las milicias rebeldes huties de Yemen, que han atacado instalaciones petroleras de Arabia Saudita, y forma parte de la fuerza que sostuvo al presidente sirio Bashar al Assad.
La dirigencia iraní ya había sido seriamente golpeada los primeros días de enero, cuando el general Qassem Soleimani, jefe de la Guardia Revolucionaria Islámica, fue asesinado en Bagdad por un dron norteamericano. Adicionalmente, el apoyo turco a Azerbaiyán en su reciente guerra contra Armenia, también minó la influencia y liderazgo iraní, ahora con un vecino.
Son de esperar respuestas a estos ataques, pero esto habrá de ocurrir cuando Donald Trump sea sustituido el 20 de enero, en espera de que Joseph Biden regrese al status que se mantenía hace 4 años. Al presidente israelí Benjamin Netanyahu le queda poco más de un año para dejar el poder, lo que puede modificar el escenario.