Este domingo 15 de noviembre será el Día Mundial de las Víctimas del Tránsito y necesitamos recordar a dichas víctimas
Claudio Sarmiento Casas/Consejo Ciudadano de Urbanismo
@ConsejoUrbanQro
Por un lado, una ciudad en donde el trabajo, la escuela, las compras, el parque y los amigos todos están muy cerca; eso sí, el tráfico vehicular es muy lento y las vías automotoras, congestionadas. Por otro, otra ciudad en donde no hay tráfico porque existen varios niveles de autopistas limpias, amplias, eficientes. Aquí, todos los destinos están lejos, pero uno puede llegar rápido por las altas velocidades que se pueden alcanzar en el auto. ¿En dónde preferiría vivir?
Si eligió el paraíso automotriz – como la mayoría de nuestros gobernantes – entonces no sólo eligió la opción menos ecológica, más ineficiente y más costosa (para el erario publico y para su propio bolsillo), sino la más insegura: una ciudad en donde hay una probabilidad alta de accidentarse, especialmente van muchos automóviles a más de 60 km/h. Si se imaginó en el primer escenario, quizás prefirió caminar por el tráfico y por la cercanía de los destinos. Podría entonces cumplir con todas sus necesidades diarias en menos tiempo del que pasaría en su coche. También tendría mejor salud, contaminaría menos, ahorraría dinero y sería más feliz. Más importante aún, tendría una probabilidad casi cero de accidentarse en la calle.
Este domingo 15 de noviembre será el Día Mundial de las Víctimas del Tránsito y necesitamos recordar a dichas víctimas, no como personas desafortunadas, sino como el resultado directo de apostar por la ciudad incorrecta y de rechazar la peatonalidad. Pregunto de nuevo, ¿qué prefiere?